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Crónica del concierto en Madrid

Los Lobos: El Rock and Roll nunca morirá

Los Lobos: El Rock and Roll nunca morirá

domingo 19 de junio de 2011, 12:42h

Como en una premonición sonaba la rasgada voz de Neil Young en la Sala Heineken antes del concierto, y es que cuando a las 21:00, haciendo gala de una puntualidad británica, hicieron su aparición Los Lobos y sonaron los primeros acordes de “One time, one night” las proféticas palabras del canadiense se hicieron realidad: “El rock and roll nunca morirá”. No, mientras existan bandas como esta.

Desde el minuto uno la banda demostró que tras más de treinta años de carrera, pocas bandas tienen más tablas que ellos. No sería exagerado decir que estos chicanos son la mejor banda americana de lo que se conoce como roots rock. Claro que eso sería encerrarles en una etiqueta y, como demostraron anoche en Madrid, lo suyo es una batidora de estilos. Eso sí, da igual que toquen rock, soul, corrido o rockabilly siempre suenan como maestros. Eso sí también hay que señalar que en su visita a la capital su repertorio se centró en su vertiente más latina, dando mucha más prominencia a César Rosas de la que tiene en los discos de la banda. Es más David Hidalgo y Rosas se fueron alternando como cantantes principales a lo largo del concierto, haciendo que muchos de los clásicos que el primero compuso con Louie Pérez no llegasen a sonar. Aunque resumir una carrera como la suya en dos horas de concierto siempre va a llevar que alguien se quede sin escuchar alguna de sus favoritas. Claro que a lo que sonó no se le puede poner ningún pero. Para deleite del público no se olvidaron del homenaje a Ritchie Valens que les lanzó a la fama mundialmente, y así sonaron “Come on let´s go” y la archiconocida “La Bamba” que mezclaron con magisterio con el “Good lovin´” de los Rascals haciendo que la temperatura de la Heineken subiese varios grados. Algo que todos agradecimos ya que a alguien se le había ido la mano con la refrigeración de la sala. También hubo tiempo para su último disco, 'Tin can trust', del que destacaron “Burn it down”, demostrando una vez más lo gran guitarrista que es David Hidalgo, y el vallenato “Yo canto” de César Rosas. Claro que otro de los momentos álgidos llegó con “Don´t worry baby” que nos enseñaba su faceta más rockera. Tras interpretar ese gran clásico que abre el maravilloso 'How will the wolf survive', Hidalgo cambió su perenne Fender Telecaster por el acordeón y la banda atacó una de sus canciones más celebradas “Kiko and the lavender moon”, que daba título a la que es considerada como su obra maestra, 'Kiko' del año 1992. Con esta canción demostraron una vez más su versatilidad como banda, con un tema que podría servir perfectamente como banda sonora de alguna película de David Lynch. Una vez terminada y con Hidalgo al acordeón, se pasó a un set enfocado totalmente hacia su lado latino, corridos, música tex mex, cumbia y demás pusieron a toda la gente a bailar, alcanzándose el climax con la interpretación de “Anselma” coreada a viva voz por toda la sala. Uno de los grandes clásicos de esta banda que aparecía en su EP '..And a time to dance' allá por 1983. Luego continuaron demostrando su maestría en diversos géneros, como con uno de los momentos de la noche cuando con “I got loaded” demostraron que, como cantaba George Clinton, “si una banda de funk puede tocar rock”, unos chicanos puden tocar soul como si hubiesen nacido en Harlem. El saxo de Steve Berlin puso las gotas de autenticidad necesarias. El día en que tristemente hemos oído la noticia de la muerte del gran Clarence Clemons, debería ser obligatorio que todas las bandas de rock incorporasen el sonido del saxofón a su música. Con los bises se produjo el único momento incómodo de la noche, cuando para la interpretación de “Volver, volver”, apareció con ellos en escena Bebe. Aquello no tuvo mucho sentido pero se olvidó con las siguientes canciones que llevaron a ese final en el que la guitarra de Hidalgo continuaba rugiendo acoplada ante un escenario completamente vacío. Mientras existan bandas así, el rock and roll puede estar tranquilo, por mucho que les pese a los agoreros, no ha muerto.
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