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'Las niñas no deberían jugar al fútbol': tensión y violencia crecientes en un perfecto puzzle dramático

'Las niñas no deberían jugar al fútbol': tensión y violencia crecientes en un perfecto puzzle dramático

jueves 23 de octubre de 2014, 17:46h
La Sala Negra de los teatros del Canal acoge hasta el próximo 1 de noviembre una de las últimas obras de la galardonada autora catalana Marta Buchaca. Se trata de "Las niñas no deberían jugar al fútbol". 
Tres personajes se encuentran en la sala de espera de urgencias de un hospital. No se conocen entre sí, pero saben que Anna, una niña de doce años, Lidia, una chica de veintinueve y José, un hombre de cincuenta y seis, han tenido un accidente de coche cuando viajaban juntos. Sus familiares, que esperan con ansiedad las novedades de los médicos, no saben nada de las otras personas que iban en el coche con ellos. 

La pieza que ha escrito y dirigido Marta Buchaca -un thriller con la tensión in crescendo, minuto a minuto- está perfectamente construida, como si de un renovado cubo de Rubik se tratase, y nos descubrirá al final quiénes son Anna, José y Lidia; de qué se conocían; dónde iban; y, lo más importante, por qué ninguno de ellos había hablado de la existencia de los demás a sus familiares. 

Entre tanto, sus familiares analizan, elucubran y concluyen, sin fundamento alguno sobre todas esas cuestiones y van desvelando al espectador, paso a paso, que todos ellos se encuentran solos y que, si no conocen casi nada de su hija, su novia o su padre, menos aún van a conocer de los demás, cuando intentan analizar la situación en las largas horas de espera de nuevas noticias sobre su estado de salud. 

El ser humano es muy dado a inventar historias con un simple golpe de vista. Es muy fácil juzgar al otro, con las evidencias aparentes que nos parece que lo delatan. Pero la realidad es mucho más compleja y esos juicios de valor, más que la verdad, esconden las carencias del que juzga, su incomunicación con sus seres más cercanos, sus miserias, frustraciones y, en ciertos casos, hasta sus delitos. 

Los tres personajes que se dan cita en la aséptica sala de espera de urgencias del hospital son Marta Calvó, que es la madre de la niña de 12 años; Dani Gallardo es Toni, el novio de Lidia, y Katia Kleines Sara, la hija de José. Los tres convencen y crean el misterio, el agobio, la incomunicación y la tensión necesarias para que, hasta el final, el público no sea capaz de situar las piezas del puzle en su lugar correspondiente. 

Tanto el espacio escénico, sencillo, limpio y mínimo, ideado y construido por The Blue Stage Family, que también se ha hecho cargo de la iluminación, y el espacio sonoro crecientemente inquietante, contribuyen a que la tensión se vaya adueñando del escenario a medida que discurre la trama y nos vamos acercando al final.  

Setenta minutos de intriga, de tensión y violencia crecientes para explicar a un espectador que no parpadea ni un momento desde el principio hasta el final de la pieza, hasta descubrir al fin, por qué "Las niñas no deberían jugar al fútbol". 

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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