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Rescate económico y político

Rescate económico y político

viernes 14 de septiembre de 2012, 16:22h
El nuevo presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, se ha estrenado como tal en la primera sesión parlamentaria tras las vacaciones de verano. Y no ha podido tener mejor debut porque ha conseguido poner nervioso no sólo al jefe del Ejecutivo, Pepe Griñán, sino a toda la cohorte de correveidiles que le jalean. La frase de Zoido sobre que Andalucía necesita más un rescate político que económico cayó como una bomba en la bancada socialista provocando, como viene siendo habitual en estos casos, la consiguiente y medida confusión entre la parte y el todo, entre la Junta de Andalucía y el Gobierno que la dirige. Estamos acostumbrados a ello. Ya saben, según Griñán y los suyos, cuando se critica al Ejecutivo se ataca a Andalucía. Por lo tanto, el PP o cualquier andaluz al que se le ocurra cuestionar las decisiones del Ejecutivo, está cuestionando la defensa de la comunidad. Es un silogismo en bárbara: Andalucía es su Gobierno; el PP critica al Ejecutivo de Griñán; ergo, el PP critica a Andalucía. Un sofisma de libro que el PSOE esgrime un día sí y otro también para justificar su incompetencia y sacar a relucir el "agravio comparativo" que tanto juego político y tanta rentabilidad electoral les está dando contra Rajoy. Con todos sus defectos, que los tiene, y su bisoñez parlamentaria, Zoido consiguió en su primera intervención cabrear a Griñán y a su claqué, algo que parecía estar sólo en manos de su antecesor en el cargo, Javier Arenas.

Esta primera sesión postvacacional del Parlamento andaluz no ha tenido desperdicio. Además del citado rescate volvieron a debatirse asuntos que parecen eternizarse como el de los EREs fraudulentos y la astracanada de la Comisión o los asaltos a los supermercados de Gordillo y sus camaradas. Nada nuevo bajo el sol de este septiembre. Más de lo mismo. Los peperos pidiendo dimisiones y los miembros de la coalición de Gobierno, PSOE e IULV-CA, enrocados en su mayoría parlamentaria en defensa de sus intereses que no son otros que conservar el máximo tiempo posible el sillón que no ganaron en las urnas pero que democráticamente ostentan por pura aritmética parlamentaria.

El presidente de la Junta adelantó un decálogo de puntos que propondrá, en nombre de Andalucía, en la conferencia de presidente que tendrá lugarel 2 de octubre en Madrid con el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy. Griñán, que ha hecho una apuesta por la reactivación, para que "el estado de excepción económica no se convierta en estado de excepción política", someterá a debate, entre otros, los siguientes puntos: que las comunidades autónomas no son el problema sino parte de la solución; el rechazo s la asimetería entre las regiones; la apuesta por el empleo; una reformafiscal que reparta la carga tributaria; introducir cambios en el sistema de financiación autonómica; la lucha contra el fraude fiscal y social y la potenciación de la educación. Un decálogo que, como casi todo lo que propone Griñán, es teóricamente asumible pero que, a la hora de la negociación, se queda en papel mojado. ¿Cuántos planes de empleo, cuantas inversiones productivas, cuántos proyecto, cuántos acuerdos s ha firmado Pepe Griñán en los casi cuatro años que lleva gobernando Andalucia? Docenas, cientos, miles. ¿Ha servido alguno de ellos para crear empleo? Es obvio que no. Seguimos siendo la comunidad con el récord absoluto de parados. De ahí que nos curemos en salud y pensemos que este nuevo decálogo que le va a presentar a Rajoy tampoco servirá de nada porque, entre otras cosas, contará con la oposición no sólo de los catalanes, sino de otras muchas comunidades.

Por todo lo expuesto hasta aquí, es posible que a Juan Ignacio Zoido no le falte razón al pedir no sólo un rescate económico, sino también político de Andalucía. Quizás fuese necesario que la inyección de liquidez viniese acompañada de una regeneración poítica e ideológica que diera nuevos aires a una comunidad sumida en el sueño de ser el bastión socialista de España y la pesadilla de estar permanentemente discriminada respecto al resto del Estado. Un rescate político que, diga Griñán lo que diga, sólo puede venir por la decisión mayoritaria de los propios andaluces y no por ladinas jugadas políticas planteadas por el Gobierno de Rajoy. Cuentos chinos, presidente, los precisos.
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