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Argumentos para la basura

Argumentos para la basura

viernes 25 de abril de 2014, 08:08h
Encaramos la recta final a las elecciones europeas para las que resta un mes y sigo esperando que los partidos políticos esgriman argumentos convicentes para animarnos a acudir a las urnas, Hasta ahora no he oído ni uno. Los socialistas, que designaron a su cabeza de lista, Elena Valenciano, hace ya unos meses, siguen mareando la perdiz con la Europa social e igualitaria, una memez que nadie, ni ellos mismos, saben lo que significa. Esta Europa en la que nos movemos puede ser conservadora, como la España de Rajoy, la Alemania de Merkel o el Reino Unido de Cameron o socialista como la Francia de Hollande, pero lo que desde luego no es ni por asomo es social e igualitaria en la que los ciudadanos decidan algo importante. Pero no lo es ahora, con Merkel como hada madrina, ni lo sería con Hollande o Rubalcaba si llegaran algún día a mandar en la Unión. Europa y sus polémicas decisiones es algo que cada vez tiene más importancia en cada uno de sus estados miembros pero que los ciudadanos seguimos viendo como algo lejano y etéreo, que decide desde Bruselas cuál tiene que ser la política económica o monetaria y cómo han de ser los recortes en los presupuestos de cada país para que siempre, como en la ruleta, gane la Banca que es la que siempre, siempre se lleva el gato al agua con el dinero del contribuyente, mande quien mande.

Así que los candidatos españoles y sus asesores en las próximas elecciones europeas van a tener que estrujarse el coco para buscar argumentos que entendamos todos y que nos lleguen cercanos, claros y nítidos. Aquí no valen retóricas demagógicas sobre el idílico estado del bienestar o sobre el recorte de las pènsiones, sobre la creación de empleo o sobre la fluidez del crédito, aquí lo que cuenta es que los cabezas de lista, MIguel Arias Cañete, Elena Valenciano, Willy Meyer, Sosa Wagner o el famoso juez Elpidio Silva, se saquen de la manga justificaciones creíbles y convincentes que nos hagan a los españoles renunciar el 25 de mayo a irnos a la playa o quedarnos en el sofá de casa. Y, créanme, lo tienen bastante complicado porque, si he de serles sincero, creo que somos muchos lo que estamos hasta la coronilla no sólo de los polñiticos españoles, sino también de los que viven a cuerpo de rey en Estrasburgo o Bruselas. Me da a mí que por mucha leña que echen en el asador durente la campaña, la abstención esta vez va a superar el sesenta por ciento del censo electoral. "Nos jugamos mucho el 25-M", es el mensaje que todos lanzan. Y es mentira, quienes se juegan mucho son ellos que, como suele ser habitual, pretenden colocar en Europa a una serie de desechos de tienta que no saben dónde jubilar.

Digo todo esto porque puede que sea cierto lo que afirman Rajoy y Guindos sobre la recuperación económica, ¡Dios me libre de llamarles mentirosos!, pero yo me sigo moviendo en la calle, en la cola del ambulatorio, en la del autobús, en la del supermercado, y no oigo más que contar desgracias al personal, "que si a mi niño, que tenía un trabajo de seiscientos euros, lo acaban de echar, que a mi marido se le ha acabado el paro, que a mi yerno le tengo que pagar la hipoteca porque los cuatrocientos euros no le llegan ni para pagar la luz y el gas, que a menganito, el pobre, le han quitado el piso; que las colas de los comedores sociales están cada día más llenas de señores encorbatados, que menudos chorizos son los del PP con lo de Bárcenas, los del PSOE con los EREs y los cursos de formación y todos los políticos con sus chanchullos". ¿Alguien cree, de verdad, que con este panorama, la gente va a acudir a las urnas a votar las elecciones europeas?

Ahora, cuando pase el puente del 1 de mayo, unos y otros, Arias Cañete y Valenciano, tanto monta monta tanto, comenzarán a tirarse los trastos a la cabeza animados por sus comparsas de cada autonomía. Aquí, al sur del sur, la parte más alejada de esa Europa del bienestar, donde seguimos ostentando penosos récords absolutos de paro, pobreza y alfabetización, nuestra indiscutible lideres y presidenta, Susana Díaz, volverá a dar la cara por su candidata cuando lo que tenía que hacer es dejarse de monsergas proeuropeistas y dar el callo por sacar a su Andalucía del profundo hoyo en la que se encuentra. Pero mucho me temo que sus asesores, que cada día que pasa va engordando la nómina con nuevas y sonadas adquisiciones, le asegurarán que lo suyo es hacer campaña en las elecciones europeas como plataforma idónea para su futuro lanzamineto al estrellato nacional del partido. Es lo que hay. Ajo y agua.
 
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