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Y ahora, los tópicos postveraniegos

Y ahora, los tópicos postveraniegos

lunes 25 de agosto de 2014, 16:12h
Ea. Se acabó lo que se daba. Al mes de agosto le queda apenas unos días y ya tenemos a todo el personal agotando las horas de playa para mantener el moreno y haciendo cuentas de por cuanto le ha salido el mesesito dichoso en el apartamento de Matalascañas. Seguro que por un pico. Porque lo de menos, al fin y al cabo, es el alquiler que uno ya cuenta con los tres mil euros menos en la cuenta del Santander. Lo peor han sido los gastos extra, ya saben, las cervecitas del aperitivo, las comidas en el chiringuito, el arroz con los amigotes, las cenas en la terracita de la,plaza, los cubatitas a ocho euros en el bar de Curro, los helados de los niños y los miles de gastos que se acumulan durante treinta días de merecido asueto. Adiós a la paga extra y a ese tan soñado nuevo televisor de pantalla gigante para ver los partidos de la Liga. Uno no para de ir al cajero y tirar de tarjeta pese a que cada día ve como la cuenta va disminuyendo paulatinamente como si se tratara de un infalible reloj de arena, tres mil, dos mil quinientos, dos mil, mil quinientos, mil, quinientos, trescientos...¡Dios, es que no me va a quedar ni para la gasolina de vuelta! Y, para colmo de males, este año el día 31 cae en domingo con lo que no me va a dar ni tiempo para descansar en casa del estrés de colocar en el maletero del Megane el complicado rompecabezas de maletas, sillas, tumbonas, neveras, sombrillas y las miles de chorradas inútiles que mi señora ha comprado en los mercadillos durante todo el mes, y de aguantar las cinco horas de atasco que se van a formar en la autovía de Huelva en dirección a Sevilla. Ya le dije a la parienta que mejor nos íbamos el sábado y así podíamos descansar al menos un día y evitarnos el tráfico, pero se me volvió como una fiera y me dijo: "Sí, hombre, y nos perdemos un día del alquiler que ya lo tenemos pagado. ¿Tú eres gilipollas o qué? Como se nota que no eres el amo de la casa y no sabes ahorrar ni valorar el dinero que entra en el hogar" Uf. Menos mal que ella no trabaja y que el único que aporta fondos a la cuenta del Santander es mi menda, porque si fuese al contrario acabaría crucificado sobre la roca de Torre la Higuera.

De todas formas estos últimos días de agosto han sido bastante críticos. penas he podido pegar ojo pese a que las noches han sido fresquitas a más no poder. Entre la escasez de fondos que padezco y los recortes de gastos para evitar que la cuenta del Santander acabara en números rojos, uno estaba como Santa Teresa, ya saben, aquello del vivo sin vivir en mí. Y eso que no quiero ni pensar lo que va a ocurrir a partir del próximo lunes cuando mi señora acuda a Mercadona para llenar despensa y el frigorífico, a El Corte Inglés para comprarle a los niños los uniformes, los zapatos, los libros y todo el material escolar, y a Zara para ver como viene la moda del próximo otoño-invierno. Porque todavía en El Corte Inglés se puede aplazar un mes el pago con la tarjeta del triángulo verde, pero en los otros sitios hay que pagar a tocateja y es un corte que la cajera del Mercadona, agobiada por una cola de treinta carros repletos, se vea obligada a decirle a uno, tras varios intentos: "Lo siento, caballero pero su tarjeta no tiene fondos suficientes para pagar la cuenta. ¿Quiere pagarla en efectivo?" Eso quisiera yo, tener trescientos euracos en el bolsillo para las pizzas, el jamón, la leche, el pescado, los solomillos, el arroz, las pastas, los detergentes y las lejías de Hacendado, las cervezas y las coca-colas que mi parienta ha acumulado en el carro después de más de dos horas recorriendo pasillos arriba y abajo acumulando productos sobre el carro como si fuésemos la familia de Sánchez Gordillo.y del Cañamero.

Y llega uno a casa, a la cómoda placidez de su piso, agobiado por la cruda realidad que le rodea, pone la tele para entretenerse y evadirse y el tonto de turno sale hablando del síndrome postvacacional, de la depresión por volver al trabajo, de estrés de la vuelta al curro. Y no sólo eso, sino que aparecen varios expertos en la materia, psicólogos, sociólogos, psiquiatras, que dicen avalar científicamente la chorrada de todos los años. ¿Estrés postvacacional? ¡Venga ya! Si lo que estoy deseando es volver al trabajo en la Junta de Andalucía, salir con los compañeros todas las mañanas una hora a desayunar en el bar de al lado de la Consejería, encender el ordenador, leer los periódicos digitales, chatear con los amigotes, ver las caras serias de los mandamases por el asunto de los cursos de formación y los EREs fraudulentos, y repasar los papeles que me ha dejado en la mesa mi compañero Pepe que, ese sí que sabe, está soltero y se marcha todo el mes de septiembre a una isla perdida de Caribe. ¡Ojalá y le coja un huracán al muy capullo! 

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