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La privacidad de los espacios públicos

La privacidad de los espacios públicos

miércoles 01 de octubre de 2014, 07:41h
Tenía pensado escribir sobre esa batalla que, como El Cid, ha ganado Griñán después de muerto, ya saben la sentencia del Tribunal Supremo que impide que los alcaldes sean a la vez parlamentarios en la Cámara andaluza. Como el PSOE perdió en las últimas municipales casi todas las Alcaldía importantes de Andalucía, Griñán se sacó de la manga una ley para impedir que los primeros ediles de Sevilla, Córdoba, Cádiz, Granada, Málaga, Jaén, Huelva, Almería, Marbella, Jerez, Fuengirola o Valverde del Camino, todos ellos del PP, ocuparan un puesto en el Parlamento andaluz. Objetivamente la norma tenía sus razones. Un alcalde, sobre todo de una capital importante, con sus problemas y sus complicaciones, no puede estar todas la semanas viajando a Sevilla para asistir a los Plenos de la Cámara y, consecuentemente, dejando aparcados sus deberes municipales, para los que fueron elegidos. Claro está que cuando los alcaldes de las capitales andaluzas eran del PSOE, ni a Chaves ni a Griñán ni a Susana, les importaba lo más mínimo que duplicaran sus quehaceres. El caso es que el Tribunal Constitucional ha sentenciado que ni Juan Ignacio Zoido (Sevilla), ni José Antonio Nieto (Còrdoba), ni Pedro Rodríguez (Huelva), ni Loles López (Valverde del Camino), ni Esperanza Oña (Fuengirola), ni Francisco Cara (La Mojonera) puedan ser a la vez alcaldes y parlamentarios autonomicos. Ni ellos, ni el ìnclito Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, quien también se verá obligado a dimitir de alguno de los dos cargos. Como ven, al PSOE ni le ha tocado ni una por aquello de su fracaso electoral en las últimas municipales. A mi no me parece mal la medida siempre, claro está, que esa duplicidad sirva y se aplique también para aquellos alcaldes que, gracias al PSOE, tienen a la vez un puesto en la Junta de tapadillo, que los hay a porrillo en varias provincias andaluzas. Pero, en fin, que qien hace la ley hace la trampa y no me extrañaría que algunos, como por ejemplo la secretaria general del PP-A. Loles López, renunciaran a la alcaldía de su pueblo quedándose como primer teniente de alcalde que, para el caso, es más de lo mismo. El problema se va a plantear en el hipotético caso de que Susana decida adelantar las elecciones andaluzas y hacerlas coincidir con las municipales de la Primavera próxima. Algunos va a tener que hacer encaje de bolillos para buscar candidatos al Parlamento andaluz, y no me refiero sólo al PP, sino también a los socialistas y a sus socios de IULV-CA. Ya veremos.

A todo esto, yo no era sobre ésto sobre lo que quería escribir hoy, sino sobre la ladina utilización que muchos poderes políticos dan a los espacios públicos que son públicos porque, al menos en teoría, son de todos los ciudadanos. El ejemplo más palmario sucedió el pasado sábado en Sevilla. Me acerqué a ver la salida de la llamada Carrera Nocturna del Guadalquivir que salía de las cercanías de la Plaza de América a las diez de la noche. Miles de sevillanos, más de cincuenta mil según los organizadores, ataviados con su camiseta naranja, pantalones cortos, zapatillas y los más diversos disfraces, colapsaban todo el Parque de María Luisa para acudir al lugar desde donde se daba el pistoletazo de salida. Lo colapsaban todo menos la Plaza de América, a escasos metros de la salida, acotada con vallas y servicio de seguridad para la entrega de los premios de una revista del corazón de ámbito local. La Sevilla más casposa, vestida con atuendos árabes se dio cita en una cena al aire libre servida por camareros de color (negro) con turbantes. En la fachada del Pabellón Mudéjar habían colocado una larguísima mesa parecida a la del anuncio del Fairi mientras por los alrededores, los corredores se quedaban alucinados con un espectáculo más propio de los años cincuenta y de la Casa de Pilatos, que de pleno siglo XXI. Cuál fue mi sorpresa al ver que en el escenario del evento apareció el alcalde para hacer entrega de algún premio. Sé que a Zoido le gusta estar presente en todas partes y no se pìerde muchos acontecimientos de la ciudad, pero hay actos y actos. Y éste, ocupando durante varias horas el espacio público de la Plaza de América cuando media Sevilla estaba en los aledaños en una democrática y popular fiesta deportiva, no me pareció el más adecuado para que lo respaldara con su presencia.

Dentro de unos días, otro espacio publico, los Reales Alcázares, el monumento más visitado de Sevilla, será cerrado parcialmente al público porque en su interior se van a rodar planos de la serie Juego de Tronos. Hombre, si eso sirve para que Sevilla sea reconocida en todo el mundo como escenario y plató ideal, como ocurrió con La Guerra de las Galaxias o Lawrence de Arabia, bienvenido sea, pero más nos valdría no abusar demasiado porque, los espacios públicos son, sobre todo, eso, públicos y no se pueden utilizar un día sí y otro también en plan privado para dorarle la píldora a los amiguetes de turno. Si alguien quiere un escenario bonito para su evento, que se pague el Alfonso XIII.
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