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Nicolás y Anacleto agente secreto

Nicolás y Anacleto agente secreto

martes 21 de octubre de 2014, 18:58h
El pequeño Nicolás, el gran Nicolás, el caradura Nicolás, el pícaro Nicolás. El joven de 20 años con aires de grandeza, que consiguió colarse en los círculos de poder más exclusivos de nuestro país, se ha convertido no sólo en noticia de todos los medios de comunicación o trending tópic de las redes sociales. No hay un sólo conciliábulo en Madrid donde el asunto no sea objeto de comentario y más allá de mero chascarrillo, la cosa es una metáfora perfecta de una sociedad donde es más importante el estar que el ser, en ese tipo de cultura que mis hijos llamarían del "postureo".

Nicolás sólo necesitó una buena dosis de labia, mucha caradura y crearse una imagen de niño bien, de padre influyente y amigos poderosos, para campar a sus anchas por lugares a los que sólo tienen  acceso una elite muy reducida. Su imaginación y su osadía no parecía tener límites. Prometió a los Pujol que solucionaría sus problemas judiciales, fanfarroneó de haber viajado con Rajoy a Guinea, incluso se atrevió a ofrecerse como intermediario de la casa real o presentarse como asesor de la vicepresidencia del Gobierno. La principal herramienta de Nicolás fueron las fotografías y su difusión en las redes sociales. Se presentaba a las reuniones con un completo álbum fotográfico desde multimillonarios que aparecen en la revista Forbes, como Villar Mir, hasta premios Nóbel de literatura como Vargas Llosa o políticos como Rato, Aznar, Cañete, el líder de la UGT, el presidente de los empresarios..... Aunque, como hemos visto en fotos, su gran hazaña fue conseguir colarse en el besamanos de la proclamación de Felipe VI.

Ahora todos se plantean como esta farsa ha podido ocurrir y surgen muchas preguntas sin respuesta, desde como es posible que llevara cinco años moviéndose como pez en el agua en estos círculos sin que nadie le desenmascarará, hasta los inexplicables fallos de seguridad que de haber sido un terrorista en vez de un megalómano podrían haber provocado una catástrofe, o si finalmente con engaños o sin ellos tenía respaldo de personas al mas algo nivel. Seguramente si no hubiera pasado del postureo a la mangancia, si el hábil Nicolás no  hubiera dado el paso de timar económicamente al personal, su carrera de postureo de postín, de aparentar ser lo que no era, hubiera sido mucho más larga y fructífera. Al final al chaval le ha perdido lo que a todos: la avaricia y el vil metal que ha conseguido romper su saco.

Salvando las distancias recuerdo muy bien que cuando se destapó el caso Madoff, una de las grandes estafas del siglo que se realizo a lo largo de veinte años, todo el mundo se preguntaba como pudo Madoff estafar durante tanto tiempo a todo el mundo -incluso a algunos de los inversores más competentes e inteligentes del planeta, y como evitó todo los controles-. La respuesta la dio él mismo durante su confesión "la esencia misma del sistema que he construido -dijo- consistía tentar a mis clientes con una gestión de su dinero mediante inversiones en acciones y otras valores de sociedades importantes y con buena reputación y la posibilidad en cualquier momento que lo solicitarán de recuperar la inversión y los beneficios". En el caso Madoff la reputación de las compañías donde decía invertir fue el motor de la estafa y lo que animaba a todos a caer en sus redes.

El pequeño Nicolás, a un nivel de pacotilla, hacía lo mismo. Utilizaba la buena reputación de algunos, su buena posición social y en definitiva la idea de codearse con los poderosos para hacer algo tan común en España como es el tráfico de influencias. Lo menos creíble de todo lo que iba contando por ahí es que su madre era agente secreto, aunque posteriormente fue él quien se presentaba como un agente del CNI. Lo cierto es que este nuevo Anacleto agente secreto  necesitaba dinero y cómo lo consiguió es una de las pistas que habrá que seguir.

Se ha sabido que en Semana Santa, en Marbella, alquiló un yate donde organizaba fiestas y se gastaba 2000 € por noche, que llevaba  fajos de billetes de 500 euros, utilizaba coches de lujo e invitaba a champagne francés. Su detención se produjo cuando presuntamente estafó 25.000 € falsificando informes del CNI pero su actividad durante tanto tiempo y a todo tren supuso mucho más dinero que ese. Así que los timados o callan porque ocultan o ocultan porque prefieren callar. El juez que lleva el caso citó un informe forense que lo califica de  "florida ideación delirante de tipo megalomaníaco". Tal vez sea eso pero sea como fuere el farsante Nicolás -que ha querido emular a Frank Abagnale uno de los mayores estafadores juveniles de todos los tiempos que se hizo pasar por piloto de aviones, medico o abogado- ha conseguido poner en valor la eterna figura del pícaro español. ¡Que verdad eso de que las apariencias engañan....!
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