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Primera vuelta

Primera vuelta

viernes 22 de mayo de 2015, 15:08h
Celebramos comicios municipales y autonómicos pero en el aire de la recién concluida campaña flota el aroma de una primera vuelta. De un ensayo para las elecciones legislativas que llegaran con el invierno. Todos los partidos, los grandes y los pequeños, los han planteado en esa clave. Tan es así que en mítines y platós los políticos han hablado poco de asuntos municipales y todo su verbo se ha ido a las causas generales. Han tenido más protagonismo los líderes nacionales que los candidatos a cubrir consistorios y parlamentos autonómicos. 

La situación económica por la que atraviesa el  país o los casos de corrupción han dado más titulares que las ideas para mejorar la vida de las ciudadanos, la política de impuestos o el devenir del modelo territorial. Casi todo fue política nacional planteada en el registro tradicional de los políticos españoles: antes el denuesto o incluso la injuria contra el adversario que propuestas inteligentes para cumplir con el mandato constitucional que proclama como objetivo procurar el bienestar de los españoles.

Salimos de la campaña con más dudas que esperanzas. Aquí casi nada cambia. Nuestros políticos siempre  circulan por el mismo carril: quitaté tú que me pongo yo. Los unos recurriendo el discurso del miedo para alertar sobre lo desconocido y los otros, los que pugnan por hacerse hueco en el escenario, paseando el fantasma del rencor o  el de las promesas adánicas.

Nos falta espíritu europeísta, costumbre de pactos. Cultura que invita a respetar al otro, a no exagerar las diferencias, a construir pensando en los ciudadanos no en el interés de los partidos concebidos como empresas llamadas a sobrevivir eliminando la competencia. Si a un candidato se le hablaba de pactos con otros partidos -por afinidad o necesidad en aras de la estabilidad-, se sentía poco menos que agredido. 

Faltan estadistas. Cada partido se presenta como si su modo de entender la política fuera el único concebible. El irracional descrédito que tienen entre nosotros los pactos conduce a los dirigentes de los partidos a actuar como si tuvieran el deber de convertir a los ciudadanos a su modo  vivir la política, excluyendo otras formas de entender la cosa pública. Todos sueñan con mayorías. Los comicios se viven de manera agónica. En clave numantina los que están en el poder o en clave revocatoria entre quienes pugnan por hacerse con él. Por eso todos han planteado la cita del domingo con las urnas como si fueran la primera vuelta de unas elecciones generales. Ya veremos con qué resultados.
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