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La palabra es 'cambio', pero ¿qué 
cambio?

La palabra es 'cambio', pero ¿qué cambio?

jueves 13 de octubre de 2011, 14:53h
Todos hablan de 'cambio'. Es la palabra no ya solamente de moda, sino la que se impone por la vía de la realidad. Porque estamos en una nueva era. Así que nada de extraño tiene que la llamada al 'cambio', que siempre es electoralmente rentable, sea la que predomine, en Gobierno y oposiciones, en esta precampaña. Y de 'cambio' hablarán las pancartas que salgan a las calles de trescientas ciudades en más de sesenta países portadas por integrantes del movimiento que ha dado en llamarse 'indignado'. 'For a global change', 'por un cambio global', es el lema central de esta cosmo-movida que este sábado copará titulares, noticiarios radiofónicos y televisivos, aceras y avenidas. Quizá sea el movimiento internacional coordinado más importante de los últimos años. Pero...
 
...pero el caso es que me da la impresión de que la palabra 'cambio' no tiene el mismo significado cuando la emplean los candidatos a las elecciones del 20-n que cuando figura escrita en las pancartas de los indignados. Unos hablan de cosmética, otros de revolución en los procedimientos, y quizá no solo de eso. Me recuerda a los comienzos de la primera transición democrática española, cuando a 'revolución' otros contraponían 'evolución'. Ganó, naturalmente, la segunda, que, por cierto, llevó a cabo modificaciones que, a la larga, resultaron ser revolucionarias, porque modificaron casi todas las estructuras existentes.
 
Ahora, ante esta especie de segunda transición a la que nos asomamos, ignoro si los cambios que aparecerán en los programas electorales serán lo bastante profundos, inteligentes y valientes como para detener la marea que se nos echa encima, y no me refiero tan solo, claro está, al movimiento de los indignados. Hay situaciones cuya evolución, sin poner el contador a cero, es ya imposible. Y, en este sentido, soy moderadamente pesimista: aquí y ahora se vuela demasiado bajo.
 
Conste que no estoy minusvalorando las ofertas electorales -que aún no conozco ni en su totalidad ni en profundidad-ni tampoco sobrevalorando ese 'global change' que piden los nietos del sesentayocho, de Berkeley, de la Sorbonne: tampoco sé qué es exactamente lo que piden los mayoritariamente  jóvenes que van a tomar las calles dentro de unas horas. Pero sí pienso que el futuro está en manos de estos manifestantes, muchos de los cuales constituirán, supongo, lo más granado de la 'generación 2020'.
 
Claro que no estoy para dar consejos ni a los del cambio con minúscula, ni a los que lo pronuncian con mayúscula, o en inglés, o a los que meramente quieren el recambio, o el cambiazo, o el librecambio, o quedarse con el cambio en plan propina. No nos corresponde a los meros columnistas 'vender consejos que para mí no tengo'. Pero, a quienes, ilusionados, desesperados o indignados, saldrán a manifestarse este sábado, a los de la 'generación 2020', me gustaría recordarles aquella frase de Goethe: "Tened cuidado con lo que deseáis en vuestra juventud, porque lo alcanzaréis en la madurez".
 
A los otros, a los de los programas electorales, otra frase del autor de 'Fausto': 'per aspera, ad astra'. Solamente por el camino más duro se llega a las estrellas. ¿Y no es acaso soñar con alcanzar el cielo el verdadero cambio? Pero, para eso, ya digo, hay que volar alto, remontarse por encima de las montañas, hasta donde no alcanzan los catalejos de los miopes de corazón.


- Lea el blog de actualidad de Fernando Jáuregui 'Cenáculos y mentideros'>>
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