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No dio luz verde a ningún GAL

No dio luz verde a ningún GAL

viernes 21 de marzo de 2014, 11:58h
Fue en el año 1979. En el despacho de Adolfo Suarez, tres personas se reunían con el presidente del Gobierno. El teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, entonces vicepresidente del Gobierno para Asuntos de la Defensa, el general Bourgón, director del CESID y  un agente muy destacado del este servicio que  llevaba consigo un informe del Mossad (servicio de inteligencia israelí) sobre la lucha contra ETA.

El resumen de aquel informe era contundente: había que atacar a ETA en su madriguera y había que hacerlo con agentes especiales, jamás con mercenarios.

Adolfo Suarez recabó la opinión de sus colaboradores allí presentes. Bourgón fue tan contundente como el informe: NO. "Estas cosas se saben como empiezan pero no como terminan". Gutiérrez Mellado avaló la posición del director del CESID y el agente se marchó con aquel informe.

No hubo luz verde. No hubo luz verde a la guerra sucia contra ETA desde la más alta instancia del Gobierno. Cuando apareció en escena el GAL, algunos recordaron que también existieron y actuaron en tiempos de la UCD el Batallón Vasco Español y la Triple AAA que fueron utilizadas contra los terroristas.

No eran, ni mucho menos, magnitudes comparables. Estos dos últimos, posiblemente manejados por algunos sectores policiales, estaban, por lo tanto, perfectamente infiltrados y protegidos. El GAL era otra cosa, nacida en las cloacas del Estado, tanto políticas como policiales. Había tenido luz verde.

Esta reunión fue publicada en Diario 16 por quien esto escribe y jamás puesta en duda por ninguno de los presentes. Años después, ya fuera de la presidencia del Gobierno, Suarez visitó Diario 16 y preguntó dónde estaba mi despacho y entro. Me dio un abrazo y las gracias, no sin un ápice de mosqueo por parte de mi director, que le esperaba.

Más tarde tuve el honor y el privilegio de comer a solas con él y charlar mientras se sucedían los cafés con leche que siempre tomaba uno tras otros. Entonces hablamos de la cosa militar de entonces, de la que estaba muy puesto al día y tuvo la delicadeza de no justificar la oposición de su partido y su Gobierno a la amnistía, en 1977, para los que habíamos sido condenados por pertenecer a la UMD. Supongo que sabía, que a esas alturas, que yo no compartía, pero entendía perfectamente las razones de aquella decisión.

Anuncian que Adolfo Suarez se va y, según su hijo, lo hace con una sonrisa. Vendrán ahora las loas, con luces y sombras, como es lógico, sobre su valentía - y al hablar de valentía como no acordarse de su imagen gallarda la tarde del 23 F -  a la hora de pilotar, junto con el Rey y Carrillo principalmente, la Transición española. De aquella reunión de seis horas con Carrillo me comentó que, en ese tiempo, había aprendido de política más que en cinco años de universidad. Era una cosa que sabía hacer muy bien: aprender y también, rectificar. Y sobre todo, buscar consensos para los grandes asuntos de Estado.

Lo he escuchado muchas veces y lo quiero decir ahora: Se echa de menos la altura de aquellos políticos que fueron capaces de aprende y rectificar para lograr que la libertad llegara a España sin demasiados, por no decir ninguno, de los traumas que se podían esperar.

España le echará de menos, ya lo ha hecho desde que se anunció su enfermedad. Y algunas personas que tuvieron, como yo, el honor y el privilegio de conocerle, también.
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