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Dos cruces, un objetivo

Dos cruces, un objetivo

miércoles 29 de abril de 2015, 16:15h
Si usted no ha hecho todavía este año su Declaración de la Renta, yo le pediría que ponga dos cruces en el único lugar en el que le dejan opinar sobre si quiere que una parte de su dinero vaya a fines sociales, tanto de las ONGs como de la Iglesia Católica. No ponga sólo una, ponga las dos. En realidad es la única decisión totalmente libre que nos dejan a los ciudadanos sobre a qué queremos que se dediquen los dineros de nuestros impuestos. No nos preguntan si queremos dedicarlos a educación, a justicia, a sanidad. 

Tampoco si estamos de acuerdo en que se financien con nuestro dinero los partidos o los sindicatos. Sólo nos dejan elegir si queremos que una pequeña parte de lo que pagamos se destine a la Iglesia o a las ONGs. No va a pagar más ni menos por ello. Decida con libertad. Yo voy a poner dos cruces.

Antes de la crisis, durante la crisis y, si alguna vez se acaba ésta, también después, la Iglesia católica y, en la misma lucha, un buen puñado de ONGs como Cáritas, Intermón, Médicos del Mundo, Cruz Roja, Aldeas Infantiles, Mensajeros de la Paz, Save the Children, Acnur y Manos Unidas entre otras, han hecho más por tapar los enormes agujeros negros de la desigualdad social que todo lo que han hecho el Estado y las comunidades autónomas o los ayuntamientos. Sin su labor diaria con los más desfavorecidos, con los excluidos, con los perseguidos, con los que padecen hambre y sed físicas y también de justicia, con los que no pueden pagar su casa o son echados de ellas, sin estas organizaciones, España, que tiene un 25 por ciento de su población por debajo de los umbrales de la pobreza, hubiera estallado en mil pedazos.

Cada euro que se ha dado a la Iglesia católica o cualquier de las organizaciones citadas se ha vuelto fértil, se ha multiplicado por muchos más en la cobertura y la atención a la desesperanza y ha puesto un velo sobre la exclusión por el Estado, por ejemplo, de la atención sanitaria a los inmigrantes, sobre la carencia de alimentos o el pago de la luz o el agua de millones de familias, con todos sus miembros sin trabajo y sin ninguna renta social.

Lo saben los ciudadanos que cada año marcan la cruz en la casilla de la Iglesia. Cada año más, aunque él último año la crisis motivara una caída de la recaudación. Lo saben los que marcan la casilla de otros fines sociales. Su labor no sólo en España, sino también en países donde la vida no vale nada, es básica. De alguna forma, aquí y allí, sólo la Iglesia Católica y muchas ONGs están haciendo frente a desafíos absolutamente dramáticos: el desafío de la pobreza, de la justicia, de la solidaridad, de la convivencia, de la seguridad. Su labor calma la conciencia de muchos que con marcar dos veces la X, creemos que hacemos algo por los que no tienen nada. En España estamos mucho mejor que en muchos lugares del mundo donde hasta comer es un milagro. Pero también aquí hay mucha gente que vive porque la Iglesia y las ONGs lo hacen posible. No lo duden. Pongan las dos X en la declaración de la renta. Y si pueden, hagan algo más.  
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