De 'Ficciones' y aflicciones
lunes 15 de septiembre de 2014, 14:13h
Soy cliente
habitual de un céntrico videoclub de Madrid. Quizás, y antes de
continuar, lo mismo hay que aclarar a algunos internautas que eso de
un videoclub
no es ni más ni menos que un establecimiento en donde, en lugar
de piratearlas, se alquilan legalmente películas, series y
documentales, por un módico precio - 3, 4 y hasta 5 veces menor que
el de una peli en cualquier sala de exhibición convencional- y que
luego uno puede ver tranquilamente en casa durante dos, tres o más
días.
El
establecimiento especializado al que me refiero se llama "Ficciones",
y, aunque tiene dos sedes céntricas en Madrid, la que visito está
en la calle Relatores, una de las que desembocan en la plaza de
Tirso de Molina. Este año "Ficciones" acaba de cumplir 10 años
de vida o, lo que es lo mismo, ha sobrevivido el doble de tiempo en
crisis que sin ella. Y si esto es así, me he venido preguntando
cómo es posible que perviva un negocio que ha conocido tiempos de
gloria, pero que no exageramos si decimos que hoy
agoniza. Efectivamente, en España, a principios de 2014, solo
quedaban 784 videoclubes. Ocho de cada diez han desaparecido en los
últimos cinco años, según la Asociación de Empresas de Vídeo
(Aevideo).
Su
propietario es Andrés Santana,
un joven barcelonés, afincado entre nosotros hace ya más de 15
años y que, sin renunciar a sus orígenes, se siente y se sabe un
madrileño más. Una larga, amable, serena y aguda conversación
con él me da las pistas para resolver el jeroglífico y acabar
concluyendo que, como casi siempre, las cosas no pasan por
casualidad, sino por causalidad. Y como los datos que voy a aportar a
continuación pueden servir de modesto ejemplo a los muchos
pequeños y medianos empresarios que, como Andrés, están sorteando
la adversidad, seguro que en su ejemplo encuentran algunas razones
más para seguir adelante.
Como yo,
más de 34.000 clientes (sí, sí, no he puesto ningún cero demás,
somos más de tres decenas de miles), van por "Ficciones" varias
veces al mes para rescatar aquella vieja película de Capra,
Ford, Kubrick,
Antonioni,
Fasbinder,
Saura o la más reciente de
Scorsese,
Guédiguian,
Del Toro,
Spielberg,
Almodóvar o
Rosales, por citar solo
algunos nombres de los cientos y cientos de directores que pueblan
sus estanterías y bases de datos.
La mayoría
de sus clientes habituales, por supuesto, somos habitantes del
centro de la City del Madroño, pero no todos están encuadrados
ahí. Me cuenta Andrés que hay excepciones más que notables a esa
regla general. Por ejemplo, la de un socio que vive en Lisboa, que
viene cada mes y medio a Madrid durante unos días, por razones
profesionales, y aprovecha para ponerse al día de lo que no
encuentra en Lisboa: "fácilmente, alquila diez películas al mes",
me dice el madrileño catalán.
Punto de
encuentro
Hay
productores, actores y directores de cine (los más activos, porque
pasan temporadas importantes fuera de España), que también son
socios del videoclub para visionar con escalpelo fotograma a
fotograma películas de sus colegas, como base previa e
imprescindible antes de abordar su próximo trabajo. También forman
parte del club artistas de teatro, música, danza, estudiantes y
profesores de escuelas de cine y de teatro. Frecuentan también el
local estudiantes de idiomas que buscan películas en inglés,
francés, italiano, alemán u otras lenguas para practicar lo que ven
en clase, familiarizarse con la pronunciación y "empaparse"
de historias, paisajes y personajes relacionados con el idioma que
están aprendiendo. Hay quienes alquilan películas del país al que
van a ir o que acaban de visitar (así, su viaje "dura" más
que su estancia); y el de quienes se ponen al día de lo que no han
visto en meses anteriores.
Como puede
verse, los clientes de "Ficciones" son variados pero acaso
tienen un factor en común: su nivel cultural y económico algo por
encima de la media. Se trata de gente que valora su tiempo, gente
que encuentra provechoso pagar un poco por ver mejor cine y en
mejores condiciones, de la misma manera que prefiere pagar algo por
tomar una consumición en un bar con buena música en lugar de
consumirlo en el bareto de turno o hacer botellón en el parque.
Todos ellos
pueden escoger entre más de 15.000 títulos en sus fondos, más
todos los que incluirá muy pronto, porque habrá fusión con El
"Séptimo Arte Digital". Con ella, estoy seguro de que
los
madrileños tendremos a nuestra disposición uno de los mejores
videoclubs de Europa.
Pero, como
decíamos al principio, ¿cuál puede ser el "secreto" de
la permanencia de un negocio como este cuando, como todo el mundo
sabe, estos son "malos tiempos para la lírica? Según Andrés,
el alma mater de la idea, hay muchas explicaciones posibles, "pero
no sé cuál es la buena". Yo creo que la conozco, y voy a
brindársela a mi amigo: la misma diferencia que hay entre soñar y
quejarse, entre las ficciones y las aflicciones. Si no paramos de
quejarnos, el dolor acaba haciéndose mayor. Si soñamos, puede que
hasta se nos olvide que nos duele.
De paso,
con el título de esta columna, además, promociono un delicioso
libro de relatos cortos , "Ficciones y aflicciones" (Ed.
Nostrum, Madrid, 2010), que un amigo, Ernesto
Uría, escribió hace unos
pocos años. No se lo piense más y vaya corriendo a alguna
biblioteca o librería para leerlo. Seguro que ni Ernesto ni yo,
hasta la fecha, hemos dado con un editor tan sensible y avispado
como Andrés, que ha encontrado en la especialización del cine de
autor la fórmula de que productores, directores, actores,
distribuidores y público ganen con su intermediación. A ver si
alguna vez alguien encuentra también la fórmula de que los
libros almacenados en anaqueles de librerías y almacenes de
empresas distribuidoras, tengan una nueva vía para encontrar a sus
lectores. Lo dudo, pero nunca se sabe: Dios proveerá...
Columnista y crítico teatral
Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)
|
|
|
|