Ciudadanos, al rescate de la derecha

A la vista de los últimos sondeos relativos a la intención de voto en la Comunidad de Madrid, se confirma lo que se sospechaba, que Ciudadanos, el partido de aluvión de Albert Rivera, irrumpe con todas las bendiciones del Sistema para salvar a la derecha que, representada hasta ahora y en todo su espectro por el Partido Popular, tan pésimo y devastador gobierno ha dado a España y a los españoles en los últimos años. "Pactando" con Ciudadanos, el PP, que apenas obtendría uno de cada tres sufragios, se aseguraría, no obstante, la neo-mayoría absoluta para seguir gobernando de aquella manera, a la manera de Aguirre nada menos, Madrid. Y quien dice Madrid, dice tantos otros sitios.

Tan delirante e incomprensible como la fascinación de hace unos meses por Podemos, se presenta ahora la que encumbra en las encuestas y en los medios de comunicación a Ciudadanos, esa cosa hecha también deprisa y corriendo, vacía igualmente de fundamento propio, pero, en su caso, para que los perjudicados de derechas por la política del PP tengan la ilusión de castigarle votando otra cosa, pero siendo la misma. Podemos, que ha demostrado en tiempo récord tener mandíbula de cristal, y ningún espíritu revolucionario, a menos que se confunda éste con el viejo marxismo universitario, deja a la izquierda como estaba, es decir, peor, pues con él pierde lo que podría haber recogido del descontento y la indignación contra el infausto Gobierno de la derecha, en tanto que Ciudadanos, que tiene en las severas limitaciones ideológicas de Albert Rivera su baza más fuerte, no hace perder a la derecha nada, sino antes al contrario.

El PP, como es natural, todavía se resiste un poco, de boquilla sólo en todo caso, al relevo generacional en la derecha, salvífico, que propone Ciudadanos, y a lo que parece, con gran éxito. Le votarán muchos tradicionales votantes del PP porque, haciéndolo, creerán exorcizar los demonios de la complicidad en lo que ha llevado al país donde hoy se encuentra. Entre Podemos y Ciudadanos, en todo caso, ya podemos los ciudadanos ir olvidando lo de la "nueva época" en la política española.