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Crítica de la obra de teatro 'Martirio': muerto el perro se redobló la rabia

Crítica de la obra de teatro 'Martirio': muerto el perro se redobló la rabia

viernes 22 de octubre de 2021, 08:05h

Julio Rojas ha escrito el texto y Aarón Lobato dirige el montaje de ‘Martirio’, una nueva e interesante pieza presentada en la Sala Nave 73, dentro de la VIII edición de Surge Madrid. Ha sido durante los días 20 y 21 aunque luego permanecerá en cartel hasta finales de mes. Se trata del tercer trabajo que Lobato y Rojas presentan bajo el sello de compañía Los Bárbaros tras Julieta & Ofelia; suicidas de toda la vida y Wánde Wunde.

En ‘Martirio’ Julio Rojas ha dibujado el imaginario enfrentamiento de ‘Martirio’, la menor de las hijas, una vez muerta Bernarda Alba, su madre, esa mujer de armas tomar imaginada por Lorca y que, ya viuda, se encierra a cal y canto en su casa junto a sus cinco hijas. La encarna una espléndida Alba Enríquez transitando todos los estados de ánimo imaginables en esa hija reprimida que, de luto riguroso y elegantemente ataviada (negro y ceñido vestido que revela la hembra que late dentro de su cuerpo, medias de cristal y velo que ondea con el caluroso viento del eterno verano andaluz, siempre presidido por el cansino batir de élitros de las chicharras. Aarón Lobato, que además de director es diseñador de la escenografía y el vestuario, sitúa al personaje en un camposanto alfombrado de piedrecillas negras que hieren las articulaciones de Martirio cuando se arrodilla ante el mausoleo de negrísimo y brillante mármol.

“¿Quién soy yo, si tú no estás?”, se pregunta la hija ante la tumba de su madre, aún incapaz de aflojar las firmes ataduras que Bernarda ha ido poniendo a todas y cada una de sus hijas en ese encierro impuesto. Pero, poco a poco, en un monólogo vibrante, doloroso a veces, sarcástico otras, siempre liberador, es en donde la hija atisba un posible camino hacia la libertad. Sueña con coger el primer tren que pase por el pueblo, irse lejos, muy lejos- “… hasta Ámsterdam”-, y allí dar rienda suelta a sus pasiones más íntimas que su desatada imaginación sitúa frente a una legión de hombres firmes, robustos y encendidos (todos los que caben “en el caballo de Troya”).

El público es el teórico asistente al responso por el alma de Bernarda Alba y comparece silencioso a ese ajuste de cuentas que, sin piedad alguna, Martirio tiene ante la tumba de su madre: “He venido sin revoque alguno en el rostro, como tú lo aprobarías. ¿Cómo es tu rostro ahora?, tu rostro bajo tierra…”. Y la hija lo imagina adusto, con los labios secos, con la sonrisa siempre ausente, y eternamente vigilante para que dentro de los muros de la casa de los Benavides Alba no se moviera una sola mota de polvo sin que Bernarda lo supiese. Por eso no es extraño que Martirio no tuviese más vía de escape para su cuerpo ardiente de deseo que esos sueños lúbricos con esa imagen de hombre Dios crucificado (repárese, por cierto, en esa modernísima y casi irreconocible versión del himno de la Legión –“Soy el novio de la muerte…”-, que ilustra esta escena).

Alba Enríquez no es que se meta en la piel de ‘Martirio’ sino que su simbiosis es tal que no se sabe muy bien quién traspasa a quién, la actriz al personaje o viceversa. Soberbia su interpretación y siempre a la altura de los múltiples y contradictorios estados que autor y director le hacen transitar. Escucharla y verla moverse con esa ansia de revancha, con esa pasión contenida, con esa rabia acumulada con los años en esa cárcel cerrada a cal y canto es una verdadera delicia.

Por ese cementerio adusto, hija y madre frente a frente, una llena de vida y otra ya muerta, se rinden cuentas sobre la vida, la muerte, el amor, el sexo, la familia, la sociedad y se plantean los límites entre la voluntad y el deseo, los sueños y la realidad, el qué dirán y el hago esto porque me da la gana.

Es interesante, por último, contrastar esta ‘Martirio’ con Bernarda y Poncia, de Pilar Ávila estrenada hace unos meses en La Encina y que ahora puede verse en el Lara. Tan distintas y tan complementarias a la vez... Los dos son montajes más que interesantes.

‘Martirio’

Dramaturgia y ayudante de dirección: Julio Rojas

Dirección, diseño de vestuario y escenografía: Aarón Lobato

Intérprete: Alba Enríquez

Asesoría de dramaturgia: Carmen Soler (NTF)

Asistente de dirección: Pablo Martínez Bravo

Música original: Alberto Torres ‘malalengua’

Movimiento escénico: Andrés Acevedo

Diseño de iluminación: Diego Domínguez

Técnica de iluminación: Vesta Rousaville

Ayudante de producción: Clarisa García

Asesoría de producción: Amanda R. García

Producción: Los bárbaros: Lobato&Rojas

Residencia: Teatrolab

VIII Muestra de Teatro Surge Madrid

Sala Nave 73, Madrid

Hasta el 31 de octubre de 2021

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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