www.diariocritico.com
     

Ocio > Toros

Uno de los naturales de Rafaelillo a su primer toro, del que obtuvo una oreja.
Uno de los naturales de Rafaelillo a su primer toro, del que obtuvo una oreja. (Foto: Plaza1)

San Isidro: oreja para Rafaelillo en un festejo plomizo con nuevo fracaso de Talavante

Muchos pensaban que en esta penúltima función del abono Talavante hacía su cuarto y postrer paseíllo, el extremeño, con sólo una oreja de escaso fuste cortada como paupérrimo balance en los seis toros anteriores, iba a salir a revientacalderas, a arrollar, a dejarse la piel y lo que hiciera falta para reivindicar la máxima categoría con la que se retiró hace cuatro años. Craso error. Porque volvió a defraudar con una actuación plana y vulgarota que acabó enfadando al respetable. Otro chafarrinón en su expediente similar al que al de Adolfo con una corrida descastada y blanda. Al menos, el siempre voluntarioso Rafaelillo cortó una oreja a ley, y Escribano, vulgar en lo artístico, pero se entregó con valor en el peligroso quinto.

.

El toledano se libró de increíble milagro de un gravísimo percance en el segundo toro

El segundo toro tuvo a su merced en el suelo a Tomás Rufo y le arrancó el corbatín.
El segundo toro tuvo a su merced en el suelo a Tomás Rufo y le arrancó el corbatín. (Foto: Plaza1)

San Isidro: el banderillero Fernando Sánchez hizo lo mejor y Rufo cortó una oreja

Un subalterno llevó a cabo no sólo lo más destacado, quizás lo único, de un festejo en el que el encierro de Puerto de San Lorenzo tuvo una presentación, una fuerza y una casta de bochorno para la cátedra venteña. Se llama Fernando Sánchez y, como tantas veces e esta plaza y en todas en las que actúa, puso un par soberbio, con toda la verdad. Fue en el último de la tarde, le dejó llegar sin moverse hasta una distancia tan pequeña como inverosímil, dando así todas las ventajas al bicorne, levantó los brazos entre sus pitones jugándose el físico, clavó en todo lo alto y salió andando del embroque. El resto, salvo una faena aceptable de su jefe Tomás Rufo -que pudo tener una tragedia en un quite al segundo-, con la que echó una oreja en su esportón, fue para olvidar. Manzanares y el confirmante Alejandro Marcos anduvieron por allí ante esas piltrafas de ganado.

Crónica de Miguel Ángel de Andrés Santos

Juan Leal torea de rodillas a su primer toro, al que cortó una oreja.
Juan Leal torea de rodillas a su primer toro, al que cortó una oreja. (Foto: Plaza1)

Oreja para el valor de Juan Leal y grave cornada para Rafael González en el toro de su alternativa

Se anunciaba un cartel de los que se han llamado decorrida internacional, por aquello de que cada uno de los espadas anunciados era de distinta nacionalidad, en este caso, por orden de antigüedad, y sin que sirva para hacer uno de aquellos chistes un tanto intencionados por no decir tendenciosos, un francés, un peruano y un español; pero como la cosas no son como se piensan y anuncian, el primero de los toros de Fuente Ymbrolo dejó en un desigual mano a mano, pues Juan Leal lidió tres y remató el primero, mientras que Joaquín Galdós despachó los dos que le correspondieron en el sorteo. En un conjunto se ha de destacar la desigualdad, dentro de las buenas hechuras, y el comportamiento que mostraron, tres de ellos fueron aplaudidos en el arrastre, aunque, no es menos cierto que ninguno de los seis permitió el toreo de capote, cumpliendo en el caballo.
El rey Felipe VI presidió honoríficamente la corrida desde el Palco Real, teniendo a su derecha a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
El rey Felipe VI presidió honoríficamente la corrida desde el Palco Real, teniendo a su derecha a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (Foto: Plaza1)

Corrida de Beneficencia: Felipe VI y Madrid disfrutaron con el toreo de cante jondo de Morante

¿Estaba Morante aguardando a que el Rey, que presidió desde el Paco Real la tradicional corrida de Beneficencia, asistiese a Las Ventas para festonear su toreo mágico? Porque el de La Puebla, que había pasado de puntillas por el abono en sus dos tardes anteriores dejando sólo detallitos, por fin se lució en su pastueño segundo cascabeleando y transmitiendo la llama expansiva del cante jondo taurino. Con el público hipnotizado, y entregado, entre lo que veía y lo que su sugestión le imaginaba, el coletudi cortó su primera oreja en muchos años en Madrid. Como sugirió en voz alta un espectador: “Don Felipe, vuelva usted más a los toros para que todos disfrutemos”. Eso sí, con un encierro desigual de presentación, blando y noblote de Alcurrucén, El Juli pasó desapercibido y Ginés Marín apuntó alto hasta donde le permitió la sosería de su bureles.
Momento de la cogida del sexto toro a Gómez del Pilar.
Momento de la cogida del sexto toro a Gómez del Pilar. (Foto: Plaza1)

San Isidro: Gómez del Pilar, oreja a sangre y fuego y cogida grave

Una corrida a toda ley, en la que se mantuvo el interés durante las dos horas y media que duró. Con los ojos, y posiblemente algún sentido más, clavados en la arena, ora disfrutando del toreo y la lidia, ora sufriendo con el dogal de la angustia. Porque allí pasaban cosas. Los responsables fundamentales de ello fueron los reyes de la Fiesta, los protagonistas: los toros. No es que el de José Escolar fuera un encierro perfecto, ¡quia! Pero en sus diversas cataduras, todos los bicornes vendieron caras sus vidas y exigieron a sus antagonistas, los coletudos, la máxima entrega y disposición. La que alboreó Gómez del Pilar, que tras cortar una oreja de peso en su primero, se fue a recibir de nuevo al otro de rodillas en el tercio y allí fue cogido sufriendo dos heridas en el glúteo, una de ellas de 20 centímetros, de pronóstico grave.
Morenito intenta un pase en redondo a su segundo toro
Morenito intenta un pase en redondo a su segundo toro (Foto: Plaza1)

San Isidro: triunfar con ‘samulos,’ misión imposible

Una terna que, en su única comparecencia en el abono, buscaba un éxito para aumentar contratos en el resto de la temporada, se estrelló ante la imposibilidad física, y puede que también metafísica, de hacerlo ante mulos con cuernos. Muchos pitones lucían los de los dos hierros de Samuel Flores, el propio y el de Isabel Flores, unas arboladuras de impresión, sí, incluso muchos kilos, que no siempre trapío, pero ni una mililitro de sangre brava. Sin ser la crónica de un fracaso anunciado, en referencia a la otrora -por la década de los 80- magnífica ganadería, los negativos antecedentes se cumplieron y una vez más, los descastadísimos ‘samulos’ dejaron en mal sitio su divisa, para desgracia del confirmante Daniel Castaño y los ya veteranos Robleño y Morenito de Aranda.
Momento en el que el 4º toro voltea a Román, hiriéndole en la pierna derecha.
Momento en el que el 4º toro voltea a Román, hiriéndole en la pierna derecha. (Foto: Plaza1)

San Isidro: oreja barata y cornada en un gemelo para Román en un festejo accidentado

Tras la explosión de toreo que festoneó 24 horas antes Ángel Téllez, y que era comentario en muchos corrillos fuera y dentro del coso, este sábado se repitió la mediocridad que está caracterizando la Feria. Aunque con un par de excepciones destacadas con esos dos encastados bureles de Algarra, eso sí escasos de trapío como sus hermanos, que le tocaron ¿en suerte? a Román, quien sólo y a medias, siendo indulgente, aprovechó el primero para cortar una oreja barata (y van…), fracasando en el otro -que le lesionó en un gemelo-, a pesar de la vuelta al ruedo. Gonzalo Caballero bastante hizo en reponerse de la paliza que le pegó su primero y de la que escapó indemne de cornada milagrosamente, mientras De Mirada se estrelló con el peor lote.
Ángel Téllez tras salir a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas
Ángel Téllez tras salir a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas (Foto: Plaza1)

San Isidro: Puerta Grande para el eterno toreo de oro de Ángel Téllez, autor de la mejor faena del ciclo

El toreo eterno por fin festoneó en Las Ventas. Su autor no fue ninguna de las figuras, figuritas o figurones que ya han hecho uno o varios paseíllos ¡quia! Ni siquiera para dos coletudos con muchos años de alterfnativa y centenares de festejos en su historial que completaban la terna de este viernes, Diego Urdiales y Alejandro Talavante, ¡quia! Fue el modesto de cotización -que, eso sí, ahora debería dispararse- Ángel Téllez. Lo bordó en el último a base de disposición y pureza con algunos redondos y naturales tan largos que también eran eternos. No acertó a la primera con la espada y necesitó de un golpe de descabello, por lo que sólo obtuvo una oreja, pero sumada a la otra de ley que había conseguido en el anterior, le abrió con toda justicia la puerta de los sueños. Con una floja corrida, en presencia, fuerzas y casta de Victoriano también hicieron el paseíllo los dos antecitados...
Un momento de la faena de Pablo Aguado a su primer enemigo.
Un momento de la faena de Pablo Aguado a su primer enemigo. (Foto: Plaza1)

San Isidro: ‘juampedrada’ versus ‘morantada’ versus tomadura de pelo

Una de las máximas del periodismo es que la repetición de los hechos lleva a no considerarlos noticias. Por tanto que Juan Pedro Domecq pegue un petardo en Las Ventas no es novedad, lo auténticamente noticioso, incluso de portada, sería que apareciera una corrida con trapío, fuerza y casta; un suceso utópico, vamos. Porque este jueves lo que sufrimos fue una ‘juampedrada’ más -y van…-con responsabilidad también de Morante, que eligió esta divisa para luego inhibirse con sus piltrafas de toros y complicidad del equipo veterinario por aprobarla. ¿Quiénes fueron los perjudicados? Es fácil: los que, con mayores o menores arcanos de tauromaquia, pasaron por taquilla.
Ajustada bernadina de Roca Rey a su segundo toro
Ajustada bernadina de Roca Rey a su segundo toro (Foto: Plaza1)

San Isidro: Gallardo pega el petardo… con sus pésimos bicornes de Fuente Ymbro

Ya se sabe que la alegría dura poco en la casa del pobre. Un aserto aplicable también habitualmente a los criadores de bravo. Pero, ya el colmo es que sólo hayan pasado dos días desde el éxito de Ricardo Gallardo en esta misma plaza con el juego que ofrecieron sus novillos al fracaso del encierro de este miércoles con sus toros. Ea, así de ingrata es a veces la tauromaquia, porque los descastados ‘fuenteymbros’, rebrincados y derrotones y reservones, de magnífica presencia, eso sí, se cargaron el espectáculo que podía aguadarse con la terna de Urdiales, Roca Rey –que se inventó una jaleadísima faenita de su línea, mucho valor y poco toreo fundamental, en su segundo.

Una crónica de Miguel Ángel de Andrés Santos

Álvaro Alarcón es paseado a hombros, camino de la Puerta Grande, con las dos orejas que cortó al último novillo
Álvaro Alarcón es paseado a hombros, camino de la Puerta Grande, con las dos orejas que cortó al último novillo (Foto: Plaza1)

San Isidro: puerta grande para Álvaro Alarcón en una buena novillada de Fuente Ymbro

La conformación del abono isidril en el que se incluye como festejos obligados para los abonados las novilladas programadas, deja la incógnita de si es cierto el interés de la afición por los nuevos valores, pues aunque se están dado buenas entradas, nos queda la duda que sea por un creciente interés por este tipo de festejos. Al margen de esto, la buena afición sabe y es consciente de lo necesario que es para la Fiesta su presencia en este tipo de festejo, y también en las novilladas sin caballos, para arropar, que nunca engañar con actitudes proteccionistas, a los que con grandes dificultades se quieren abrir camino en esta bella faceta de la tauromaquia. De los tres novilleros, los dos últimos hacían su presentación en Las Ventas;y con más o menos aciertos y con más o menos errores dejaron constancia de sus ganas y predisposición ante una buena novillada del hierro de Fuente Ymbro, destacando Álvaro Alarcón, que cortó tres orejas y abrió la soñada Puerta Grande.
Leo Valadez da la vuelta al ruedo con la oreja que cortó a su segundo toro y la bandera mexicana
Leo Valadez da la vuelta al ruedo con la oreja que cortó a su segundo toro y la bandera mexicana (Foto: Plaza1)

San Isidro: la agradabilísima sorpresa del mexicano Leo Valadez

Era una de las combinaciones menos atractivas a priori del ciclo, mayormente por la presencia de dos coletudos de nula condición artística y con muchos, quizás demasiados, paseíllos en Madrid y escasísimos éxitos: El Fandi y Manuel Escribano. Ambos confirmaron su nulo cartel, con sendos toros de triunfo que desaprovecharon. Junto a ellos estaba la incógnita de otra confirmación, la de Leo Valadez y su doctorado. Y el mexicano la despejó favorablemente con una interesante y valiente actuación, al margen de la oreja de regalo que cortó. Todo en un encierro de Torrealta pésimamente presentado que hubo de remendarse con dos de mejor trapío y juego del todopoderoso Matilla con su divisa de García Jiménez.



0,236328125