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Güemes, el ocho

martes 07 de octubre de 2008, 09:39h

Seguramente el Consejero de Sanidad sea más chulo que un ocho, un poco ‘macarra’, apague fuegos con gasolina o no tenga mucha mano izquierda. Lo de la mano izquierda estando en el Partido Popular tampoco se lo vamos a tener en cuenta. Pero algo de mano debía tener, cuando era Consejero de Empleo y los sindicatos hablaban maravillas de su talante y ‘buen rollito’. 

Lo de ser más chulo que un ocho o lo de la ‘macarrez’, hasta que se demuestre lo contrario, no es delito. Es más: a un madrileño, si tiramos de estereotipo, se le presupone cierta chulería casi por definición. Y lo de apagar fuegos con gasolina con frases del tipo ‘con el sueldo de los liberados sindicales construiría un hospital nuevo’ no pasará a los anales de las sentencias conciliadoras, sosegadas y encaminadas al consenso. Bien, hasta aquí son datos subjetivos.

Pero que un Consejero de Sanidad visite los hospitales de la Comunidad de Madrid, además de ser lo deseable, se supone que es la responsabilidad de todo gestor más allá del debate político sobre el modelo sanitario en cuestión. Claro que PP y PSOE suponen modelos distintos en la Sanidad. Pero igual que lo suponen en tantas otras cuestiones. Lo que me parece de todo punto inaceptable es que a estas alturas del partido, cuando quedan dos años y medio para las elecciones, el patio regional ande revuelto y lleno de vociferantes que no dejan que se oiga más ruido que el suyo. Eso es justo todo lo contrario a la democracia: el que grita suele ser el que no tiene razón. Y si las cosas llegan a las manos, entonces ya ni gritos, ni razones. Directamente se pierde toda fuerza moral para reclamar nada.

Me da igual el debate sobre si fue o no fue agresión, me da igual si están organizados desde la oposición o si reman por libre. Pero lo que me importa es que este clima de alta tensión, un buen día, nos traiga algún disgusto del que todos, luego, tengamos que decir ‘se veía venir’. Por favor: protesta ciudadana y sindical, toda la que haga falta. Es sana y diría que hasta ‘le pone’ al Consejero Güemes. Pero el orden público debe primar por encima de todo. Sustos, los justos. 

 
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