www.diariocritico.com
De vergüenzas

De vergüenzas

domingo 19 de noviembre de 2006, 12:42h

Durante mucho tiempo he justificado mi defensa de la llamada tele-basura mediante un argumento cínico, egoísta pero en el fondo real; preguntaba a mis interlocutores: ¿no os da vergüenza ajena ver esos programas? Y la respuesta era naturalmente, afirmativa.

Pues precisamente por eso -argumentaba yo- es por lo que a mí me gustan: porque entre sentir vergüenza ajena o pasearme en soledad por mi propia conciencia hasta llegar a sentir vergüenza propia, casi mejor dejarse un rato llevar por la ajena que por la propia.

El pensamiento era, naturalmente, provocador pero debo reconocer que hasta cierto punto real. Esa hora (más de una hora no es fácil aguantar) viendo a Yola Berrocal lanzando su primer mitin para futura alcaldesa de Marbella o escuchando a "La Negra" -que no sé muy bien quien es pero que tiene un apodo racial y subyugante- comprenderán ustedes que me resultaban como una tila si la alternativa que se me presentaba era tratar de descifrar los papeles en los que se me anunciaba lo que me va a quedar cuando se culmine mi ya más que próxima prejubilación.

Y aunque los ejemplos que he puesto son recientes, me refiero en general a tiempos pasados, aquellos del famoso conjunto llamado las "Sex bom" (o algo así) o la histórica frase "quién me ha puesto la pierna encima". Luego empezaron a complicarse las cosas y la vergüenza ajena aumentó hasta extremos nada habituales.

Probé a cambiar y ver lo que todos demandan: documentales de animalitos, pero al tercero me dio un bajón del que tardé en recuperarme: la naturaleza será muy sabia, pero cabrona como ella sola. Lo que yo he padecido por culpa de unas tortuguitas recién nacidas que morían victimas de unos pajarracos antes de llegar al mar, eso no se lo deseo yo ni a mi peor enemigo. Si hay que elegir entra la tortuguita y los ligues de Sonia Monroy, me quedo con los ligues.

Pero ya esas pequeñas cosas no venden. Poco antes del informativo de ayer al mediodía, una cadena pasa un letrero en el que se me anuncia la gran exclusiva: "Esta tarde a las 17, los padres de Mónica (la virgen) renegarán públicamente de su propia hija". Hay que reconocer que no todos los días unos padres reniegan de su hija, menos aún que la hija lleve el apelativo de "la virgen", detalle este que parece ser importante, y si encima el hecho se produce en público ante unas cámaras de televisión, la cosa no tiene precedentes y habría que remontarse tal vez al juramento de Santa Gadea; por lo menos.

Pero la vergüenza ajena tiene también sus límites y yo, me temo, voy a volver con las tortuguitas. No me preocupa demasiado que unos padres renieguen de su hija, allá ellos; si lo cuento es porque es de yare mismo, pero lo que no soporto es la hipocresía de los mismos que ganan audiencia y dinero con estas cosas, recriminen la falta de pudor de esos famoso fraudulentos famosos a los que acusan siempre de vender su intimidad: Si la venden es porque alguien la compra, así que a recodar aquellos versos de sor Juana Inés de la Cruz cuando se preguntaba "¿Quién será más de culpar aunque cualquiera mal haga, la que peca por la paga o el que paga por pecar?" Pues eso.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios