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Red de prostitución

Tres rusos (un hombre y dos mujeres) detenidos

jueves 23 de noviembre de 2006, 14:27h
Funcionarios adscritos a la brigada provincial de extranjería y documentación de la Policía Nacional de Jaén han detenido a un ciudadano ruso y dos mujeres de la misma nacionalidad, una de ellas madre del detenido, como supuestos autores de delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, contra los derechos de los trabajadores y sobre la prostitución, en el curso de una operación que ha permitido desarticular una red de prostitución en Úbeda (Jaén).

En un comunicado remitido por la Policía Nacional se informa de que la investigación comenzó hace varias semanas, al llegar a los agentes de la Comisaría de Jaén noticias de que en un club de Úbeda podrían estar siendo explotadas sexualmente varias jóvenes de nacionalidad rusa.

Una inspección llevada a cabo por ello en el local, el club “Non-Stop”, permitió la localización de cinco mujeres de dicha nacionalidad que se encontraban trabajando en el establecimiento, pese a carecer de permiso de residencia en España y que incluso carecían de cualquier tipo de documentación con la que acreditar su identidad a los agentes.

Aunque en un principio las cinco negaron cualquier relación con los considerados responsables de la red, agrega el comunicado, vencido el temor inicial acabaron confesando a los funcionarios tanto las circunstancias en que se había desarrollado su captación en el país de origen (una tía del detenido se encargaba de ello con la promesa de trabajo legal y bien remunerado, a cambio de 150 euros para los visados y trámites).

Una vez en España, la madre del detenido, Marina A., de 48 años, se encargaba de recogerlas y conducirlas hasta Úbeda, donde ya bajo el control y vigilancia de los otros dos detenidos, Alexey A., de 20 años de edad, y Galina K., de 31, eran desposeídas de sus pasaportes y obligadas a ejercer la prostitución en lugar de trabajar como modelos o profesoras de baile, “oportunidades” laborales que se les habían ofrecido en principio.

Como es habitual en este tipo de organizaciones, los cabecillas de la red reclamaban a las jóvenes el pago de una deuda importante por su traslado hasta España, las mantenían prácticamente encerradas en dos pisos que tenían alquilados en Úbeda y les prohibían salir solas a la calle, obligándolas para saldar ese deuda a prostituirse tanto en el local de alterne como en los pisos usados como vivienda.

Según el comunicado, aunque en teoría la parte de las jóvenes por sus servicios era del cincuenta por ciento, el dinero pasaba prácticamente todo, salvo mínimas cantidades que les daban para pequeños gastos personales, a los responsables para abonar también la deuda provocada por su “alojamiento y manutención”.

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