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Rubalcaba califica a los etarras del atentado de Burgos de "asesinos, salvajes y enloquecidos"

La furgoneta-bomba fue colocada por un comando de ETA formado por tres hombres

La furgoneta-bomba fue colocada por un comando de ETA formado por tres hombres

· Sorprendente: la furgoneta estuvo aparcada 14 horas frente al cuartel de la Guardia Civil
· ETA buscaba otra masacre: 60 heridos leves por un coche bomba en un cuartel de Burgos

miércoles 29 de julio de 2009, 12:55h
La banda asesina ETA ha intentado en Burgos una masacre similar a la de Madrid del 11-M de 2004. Lo ha confirmado el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, que ha calificado a los etarras de “asesinos, salvajes y enloquecidos”. Una furgoneta-bomba de la marca Mercedes colocada por dos individuos a las 14.00 horas del martes frente a la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Burgos hizo explosión a las cuatro de mañana con la intención de asesinar a los 117 guardias civiles y sus familias que vivían en el inmueble. Pasó por tanto 14h estacionada frente al cuartel antes de saltar por los aires, pero no se actuó debido a la cautela de los etarras. El comando tenían vigilada la zona y duplicaron la matrícula del vehículo de un vecino para colocarla en otro exactamente igual. De este modo, cuando los guardias civiles sospecharon de la furgoneta comprobaron los datos y la dejaron estar.  “Es un atentado para hacer daño a sus familias, lo que le da un carácter verdaderamente canalla”, ha dicho Pérez Rubalcaba, desplazado al lugar de los hechos. Pese a la potencia del artefacto no se han producido desgracias personales.

Según ha sabido Diariocrítico de fuentes solventes, la furgoneta-bomba de la marca Mercedes fue colocada ayer, martes, a las 14.00 horas por dos hombres que salieron de la misma una vez aparcada y entraron en otro coche donde les esperaba un tercer individuo. Así se aprecia claramente en las cintas de seguridad visionadas en las últimas horas por las fuerzas de seguridad.

"Sabemos que cuando nos enfrentamos a ETA nos enfrentamos a unos salvajes y a unos asesinos, pero hoy sabemos, además, que son asesinos salvajes y enloquecidos, eso no les hace más fuertes, pero sí más peligrosos”. Así se expresaba el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en una rueda de prensa conjunta en Burgos con la lehendakari en funciones, Isabel Celaá; el alcalde de la ciudad, Juan Carlos Aparicio, y el presidente autonómico, Juan Vicente Herrera, celebrada al mediodía de este miércoles. Ocho horas antes, una furgoneta-bomba hacía explosión frente a la Casa Cuartel –más ‘casa’ que ‘cuartel’- de la Guardia Civil en Burgos, donde dormían a esas horas 117 personas. “Es un atentado fallido, que buscaba víctimas mortales”, dijo Rubalcaba.

    No se sabe aún la cantidad de explosivo que contenía la furgoneta, aunque se habla de más de 200 kilos, ni la composición del mismo, aunque se sabe que “se trata, sin ninguna duda, de una bomba de una potencia importantísima”. Pero de un primer análisis las fuerzas de seguridad deducen que ETA pretendía hacer una auténtica matanza indiscriminada: en ese momento dormían en el inmueble, cuya fachada ha quedado completamente destruida, 117 personas, de las que 41 eran niños “que han podido morir por la explosión de una bomba de un tamaño importante”.
   
    Se cree que la furgoneta fue robada hace unos días en Francia y se sabe que tenía las placas dobladas y correspondientes un coche de Burgos. Todo parece indicar que las placas se doblaron en España. La Policía descarta que haya un segundo coche: “El atentado ha acabado aquí”, dijo el ministro del Interior al respecto.
 

Repulsa unánime contra la vileza de ETA

Ni Rubalcaba ni la lehendakari en funciones, Osabel Celaá, desplazada a Burgos para mostrar su solidaridad con las víctimas han ahorrado calificativos a la banda mafiosa. “Iban contra la Guardia Civil y sus familias: sus mujeres, sus maridos, sus hijos”, ha insistido Rubalcaba, quien también ha informado que en Interior no se tenía ninguna noticia sobre que Burgos estuviera en el punto de mira de ETA.

    En la comparecencia conjunta ante la prensa, Isabel Celaá definió el objeto de su presencia ahí para sumarse al sufrimiento de las víctimas y dejar clara la “firme convicción del Gobierno vasco de combatir al terrorismo en todos sus frentes: no vamos a dejar ningún espacio de impunidad”. Celaá, que hablaba en nombre del lehendakari Patxi López, fue excepcionalmente clara: “Pueden contar con el Gobierno vasco para luchar contra el horror, contra esta lacra que debería haber desaparecido hace mucho tiempo”.

     También el alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio, se refirió a la vileza de este atentado: “Ha podido ser una auténtica matanza”, dijo, para añadir que “ETA quería hacer daño”. El Consistorio que él preside convocó un pleno extraordinario para las 13.30 horas con el fin de expresar una repulsa unánime a los asesinos etarras. Luego, a las 20.00 horas, se celebrará una concentración silenciosa en la Plaza Mayor de Burgos.

    Aparicio ofreció algunos datos esperanzadores, como que ocho horas después del atentado todos los heridos leves –sobre 63- habían sido dados ya de alta y que la Subdelegación del Gobierno en Burgos había procedido al realojo de los 117 guardias civiles y sus familias en otras instalaciones de la Subdelegación. También se estaba procediendo al realojo de otras 80 personas civiles cuyas viviendas han sido también afectadas por la explosión: a las 12.30 horas sólo quedaban 20 personas por realojar.
   
    De un primer análisis, el alcalde ha dicho que pese a la brutalidad del atentado, la estructura del inmueble de la Casa Cuartel no ha sufrido especial daño: es probable que no sea preciso demoler el edificio, aunque la fachada ha quedado completamente destruida.

    Dado que el vehículo estaba aparcado junto a los dormitorios de los agentes y sus familias, dado que contenía una de las bombas más potentes usadas jamás por ETA y dado que hizo explosión sin aviso previo, las fuerzas de seguridad deducen que querían hacer una auténtica matanza: no sólo a los guardias civiles, sino también a sus hijos. Rubalcaba no ha dudado en calificar a los mafiosos: “Asesinos, salvajes y enloquecidos" y les ha augurado larguísimos años de cárcel.

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Rubalcaba, sobre el atentado:






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