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Descodifiquemos

jueves 05 de noviembre de 2009, 12:46h
   Para el año 2010 se nos han anunciado acontecimientos de repercusión planetaria, pero ninguno superaría el impacto que supondría ver por las calles de un país con cuatro millones de parados una manifestación de jugadores extranjeros, que cada año se embolsan millones de euros, reclamando mantener los privilegios fiscales que ahora el Congreso ha decidido recortar, que no suprimir. Ya lo estoy viendo: las televisiones de medio mundo la retransmitirían, las principales firmas deportivas y automovilísticas patrocinarían las pancartas con sus logos, y a pesar de que los privilegiados apenas son un puñado quizás lograsen congregar una masa considerable si logran sumar al evento a sus familias, a sus guardaespaldas, a sus representantes, a sus patrocinadores, a los presidentes de sus clubes y a aquellos aficionados que pase lo que pase siempre están a favor de parte. Quizás también asistiese el portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, apóstol de una austeridad asimétrica muy exigente con el Gobierno pero que no afecta al negocio del fútbol en el que España, dice, tiene que demostrar que también es competitiva.

   Pero lo más inaudito del asunto es que ninguno de los jugadores afectados ha abierto aún la boca. Y sin embargo sí lo ha hecho la patronal, la Liga de Fútbol Profesional, que ha avisado de un cierre empresarial si la medida aprobada por el Congreso llega a aplicarse. También han levantado la voz algunos presidentes de club, como Joan Laporta, que ha pronosticado que algunas estrellas se lo pensarán dos veces antes de venir a España. ¿Recuerdan algún movimiento empresarial semejante en defensa de los privilegios de sus trabajadores? No se esfuercen.

   En el fondo, los clubes de fútbol no están defendiendo los privilegios de sus jugadores, sino los propios. Porque las estrellas que vienen a España no saben los impuestos que pagan, negocian un salario neto al que sus equipos deben añadir el importe de los impuestos que ese salario genera. Pagando un 24 por ciento o un 43, los Ronaldos que en el futuro vengan a jugar a España se llevarán lo mismo, y serán los clubes los que tendrán que estrujarse el bolsillo, como el resto de los mortales. Ahí está la clave, en abierto, de este obsceno vodevil que algunos se empeñan en vendernos codificado.
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