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Con picos y mandarrias

Con picos y mandarrias

miércoles 11 de noviembre de 2009, 17:20h

Ese Muro ha sido replicado en otros escenarios produciendo los mismos efectos

El pasado sábado Noticias 24 informaba de "Multitudinarias manifestaciones en contra de las celebraciones por el 20° aniversario de la caída del Muro de Berlín", para luego describir cómo un millar de manifestantes de extrema izquierda se congregaron en ese sitio, ya histórico, de la ciudad de Berlín para escenificar su protesta. Alguien comentó para la red: "Multitudinaria manifestación de 'apenas' un millar de la extrema izquierda. ¡No me j&!". Muy atinado el comentario.

Este pasado lunes 9 de noviembre el mundo entero celebró que, hace 20 años el pueblo de Berlín Oriental (para aquel entonces capital de la más cerril dictadura del vasto imperio soviético) con picos y mandarrias echó abajo el ignominioso Muro, cuando cumplía tal ignominia -bañada periódicamente en la sangre de quienes intentaban escapar de ese "paraíso" comunista- exactamente 28 años. Pero esa celebración no puede limitarse a ese solo día. No, ella debe seguir y seguir, para recordarnos a todos que el comunismo como sistema ya murió; y hace rato. Aunque todavía tropecemos con sus cenizas.

Por supuesto que ese Muro ha sido replicado en otros escenarios, sin darse cuenta de que cada vez que lo hagan terminarán produciendo los mismos efectos, que obligarán a que quienes lo padezcan hagan lo mismo que hicieron los berlineses. Es eso lo que está haciendo Israel para separar de ellos a los palestinos, y lo que hace Estados Unidos a lo largo de su frontera con México. ¿Se darán cuenta ambos de lo ignominioso que es construir y mantener un Muro para "separarse" de los que consideran "agentes contaminantes"?

Pero volvamos a lo que estamos celebrando. Para ello debemos recordar cuál fue el motivo esgrimido para construir el Muro. Una vez establecido por el peculiar mundo de la Guerra Fría que Berlín sería en realidad no una sino dos ciudades, se hizo inexorable que Berlín Occidental se transformaría en la "vitrina" del llamado "Mundo Libre", por su peculiaridad de estar "dentro" de un país estructurado a toda prisa para ser una sociedad comunista.

Como era previsible, su difusa frontera se mostraría muy porosa y por eso, todo inconforme con la atmósfera comunista se vería tentado a utilizarla para escapar. La sangría, en consecuencia, no paraba desde aquel nefasto 1945, cuando naciera lo que terminaría siendo un nuevo país: la Alemania comunista; y para detenerla ¡nada mejor que un Muro!

Lo asombroso es que un sistema tan represivo tardara tanto tiempo en decidirse por el Muro. Sería sólo en 1961, es decir, ¡12 años después!, que se estructuraría el Muro. La razón que se dio en aquel momento fue la grave amenaza para la sobrevivencia misma de la Alemania comunista, pero las razones verdaderas yacen todavía en los profundos archivos secretos de lo que fuera la URSS.

En cualquier caso, el levantamiento del Muro y todo lo que ello significaba para la "guerra fría", se hizo en la época de Jruschov, el mismo que lanzara el proceso de "destalinización" del sistema comunista, luego de su feroz denuncia de los "crímenes de Stalin" en una sesión secreta (ni siquiera delegaciones comunistas extranjeras fueron admitidas a esa sesión) del XX Congreso del Partido Comunista de la URSS. Y es tanto más extraño cuanto que fue el régimen de Jruschof el de la apertura, luego del beligerante congelamiento de los años de Stalin.

La Alemania comunista que protagonizaría esa acción espectacular era la misma que se caracterizó por una inquietante sumisión hasta esa ruptura. Cosa extraña, porque fue justamente en Berlín Oriental donde se dio la primera sublevación, en 1953, contra el poder soviético en el vasto imperio recién creado por Stalin -¿o quizás eso mismo lo haga comprensible?

Era tal el temor que una resurgida Alemania inspiraba entre los soviéticos, que fue allí donde concentraron su mayor poder represivo y donde se creó una policía secreta en la línea de la Gestapo de los nazis; y lo hicieron porque fue allí donde el atractivo modelo del llamado Mundo Libre era irresistible. Alemania comunista, en efecto, tenía frente a sí un espejo alemán que de continuo le mostraba la alternativa al modelo comunista: exitosa, eficiente y expansiva. Por ello requería del mayor poder de disuasión que la URSS fuera capaz de amasar.

Por ello su derrumbe tuvo tanta significación para todo el sistema. Por eso mismo es que, para muchos historiadores contemporáneos, el siglo XX concluyó justo el 9 de noviembre de aquel memorable año 1989. Suerte la que tenemos de vivir sus consecuencias.

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