www.diariocritico.com
¿A cuánto sale el político?

¿A cuánto sale el político?

jueves 03 de diciembre de 2009, 19:38h
--- ¿Podrían decir los miembros de la mesa lo que ganan a ver si cobran menos que la senadora Pajín?

La provocación  de Juan Carlos Rodríguez Ibarra dibujó de inmediato la sonrisa floja y forzada en los semblantes de Antonio San José, José Luis Rodríguez, Luis Atienza y David Trueba. Solo Luis Arguello, sentado con ellos en el estrado, se atrevió a tomar la palabra, tras un silencio que se había hecho una eternidad, para decir que el sí, que se quedaba 150 euros por debajo de la flamante senadora. El escritor y cineasta David Trueba salió con la humorada jocosa de que se sentía muy orgulloso de ser el que más ganaba en esa mesa y los demás a verlas pasar, pasalabra, otra pregunta por favor.

Era el desayuno-coloquio con Leire Pajín. Sobre una plataforma es estrado estaba integrado por la conferenciante, el presidente del Forum Europa de debates, José Luis Rodríguez; el compañero Antonio San José, en tareas de moderador, y altos ejecutivos de las empresas Asisa, British Telecom, y Red Electrica de España, patrocinadoras del evento. El ex presidente de Extremadura había tenido otro de esos chispazos ingeniosos que le caracterizan hasta lograr que por primera vez en público se preguntara por sus emolumentos a destacados profesionales, justo lo contrario a lo que les suele pasar a algunos políticos como a Leire, que por enésima vez acababa de contestar a una pregunta interesad que ella cobra 5.000 euros y no acumula más sueldos por mucho que tenga varios cargos.

Entre el público asistente, empresarios y directivos, en su mayoría, había quienes miraban al techo del lujoso salón de hotel Rittz que ocupábamos,  como pidiendo añadir una enmienda a la Constitución. Algo parecido a esa disposición de la Carta Magna que, al igual que en el caso de las creencias religiosas, prohíba también taxativamente que cualquier español pueda ser preguntado por lo que gana ( y más si se embolsa bonus, comisiones, dietas e indemnizaciones millonarias, claro está). Otros como el jefe Jaúregui miraban inquietos a las mesas que ocupábamos los curritos allí presentes, no fuera que nos entrara la catarsis y empezáramos a denunciar a voz en cuello nuestros magros ingresos para vergüenza y escarnio de nuestros pagadores.

Y es que, como le digo yo a mi churri cuando se pone levantisca y reivindicativa: ¿Me quieres decir porque a la gente le parece una bestialidad lo que cobra un político en ejercicio cuando nadie discute lo que pueda ganar una persona con la misma cualificación o menor incluso en el ejercicio de su profesión?

A los de los directivos de los medios de comunicación que han aireado el supuesto sueldazo de Leire Pajín les suele parecer muy normal, por el contrario,  que el director de la sucursal bancaria del barrio, o el notario de dos manzanas más abajo, o el economista del cuarto piso que hace consultoría, o el abogado que le resuelve el divorcio a un amigo dupliquen o tripliquen el sueldo de un ministro, un senador o un presidente del Gobierno, pongamos por caso.

Puedo entender que un servidor público, que cobra de los impuestos de todos los ciudadanos, vea reducidos sus emolumentos con relación a lo que cobraría por un ejercicio profesional de similar nivel a causa  de los límites de la Hacienda pública a la hora de hacer sus presupuestos. Si no le trae cuenta que deje el escaño o despacho oficial y ejerza su profesión en el sector privado. Pero jamás admitiré que se cuestione cada euro que ingresa por su trabajo como si de nada valiera la cualificación personal y la experiencia que le llevaron al cargo. Cuando además le exigimos, por el mismo precio, dar cuentas publica y diariamente de cada una de las decisiones que toma y le sometemos a la crítica permanente. Si mete la pata saldrá en los papeles, eso es seguro.

Que alguien me explique, si es capaz, por qué todo el mundo va a entender que Rodrigo Rato- es un ejemplo- se lleve un sueldazo cuando sea presidente de Caja Madrid y en cambio se pudiera cuestionar si se merecía o era demasiado el muy infinitamente inferior salario que recibía como vicepresidente del Gobierno de José María Aznar. Y  seguro que era mucho mayor su responsabilidad en el Gobierno ante todos los españoles  a la que le espera en la institución financiera madrileña.

Ha sido todo un gustazo presenciar la provocación de Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Muchos profesionales de éxito han sentido brevemente y por una vez algo parecido a la presión demagógica que deben soportar a diario los políticos. Ni unos ni otros se lo merecen: la provocación ha sido muy reveladora.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios