Emociones

Un estudio sociológico demuestra que las emociones, tanto la depresión como la euforia, están implicadas en 3 de cada 4 accidentes de tráfico, y que las alteraciones negativas pueden llegar a duplicar la gravedad de los siniestros. Y también se insiste en que las personas optimistas tienen menos probabilidades de sufrir un accidente. Son datos de la Asociación Empresarial del Seguro (UNESPA) hechos públicos ayer.

Ya sé que estos asuntos a muchos les pueden parecer “música celestial”, metidos como estamos en otras urgencias de la vida cotidiana, desde la crisis económica y sus consecuencias hasta la declaración ante el juez de Jaume Matas…, o desde las afirmaciones de Jaime Mayor Oreja sobre ETA y el Gobierno o la libertad, sin devolver un euro, de Luis Roldán.

Pero, del mismo modo que hay dos Españas en la política  (la derecha y la izquierda) o en el fútbol (el Madrid y el Barça, mayormente)…también hay dos Españas psicológicas, que son las de optimistas y pesimistas, la de la media botella llena y la media botella vacía.

Pues ya ve usted, amigo: los optimistas, hasta en la carretera, tienen las de ganar…Y no vale eso de que un optimista es un pesimista mal informado, sino que quien le pone buena cara al mal tiempo tiene más cupones en la Bonoloto de la vida.

Acaba de entrar la primavera, que viene con la flor de los cerezos del Jerte o con el olmo viejo de Antonio Machado sintiendo los brotes verdes de la resurrección y del milagro. Miremos, en fin, la vida con optimismo, lo que no es propio de personas poco responsables sino de gentes bien forjadas en sus razonamientos y en sus emociones. Dentro de unos días, millones de españoles saldrán a las carreteras en las vacaciones de la Semana Santa. Y ya se sabe que, para conducir un vehículo, es necesario, antes, saber conducirse a uno mismo…; saber caminar por el laberinto interior de nuestros amores y de nuestros desamores para llegar en un tiempo razonable a la playa, a la higuera o a la infancia.