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La hora de la verdad para el Gobierno y para el PP

sábado 21 de agosto de 2010, 13:00h

La pausa política del verano, inevitable en un país como España, tiene aún recorrido por delante. De hecho, este año la “rentrée” será señalizada por la huelga general, prevista en principio para el 29 de septiembre. Rodríguez Zapatero busca a todas luces un acuerdo con los sindicatos, probablemente no de costes menores, pero que le permita, aunque sea en el último momento, evitar esa huelga. El empeño personal del presidente es lógico, porque es cierto que, si consigue evitar la huelga general, su posición habría cambiado para mucho mejor, lo mismo internamente en el PSOE que al frente del Gobierno. Cierto que los líderes sindicales tienen esta vez difícil un acuerdo de desconvocatoria de una huelga general que responde a una muy amplia demanda social.

Ahí está por ejemplo una reforma laboral que no satisface a nadie, ni empresarios ni trabajadores, porque es excesiva para  las  organizaciones sindicales e insuficiente para las organizaciones empresariales. Lo cierto es que, mientras tanto, la tasa de desempleo crece y crece, y está ya por encima del 20,1% según la última EPA, del reciente 30 de julio. ¿Y qué decir de la reforma de las pensiones, por la cómoda vía de sumar dos años menos de prestaciones con dos años más de cotización? En definitiva ¿tendrá España que sufrir la asombrosa paradoja de que el Estado social, mantenido durante décadas incluso por los Gobiernos más de derechas, sufra la voladura controlada por un Gobierno que se predica de izquierdas?  

El caso es que, con la “rentrée” política, se acerca la hora de la verdad para todas las fuerzas políticas del arco parlamentario, que pueden, con el rechazo en las Cortes a los presupuestos generales para 2011, forzar la apertura del proceso político que conduciría a ese horizonte económico razonable que los ciudadanos merecen y tienen derecho a esperar de sus representantes políticos. Aunque también pudiera suceder que Rodríguez Zapatero vuelva a hacer eficaces sus ya conocidos trucos de lo que se ha dado en denominar “geometría política variable”, esto es, los pactos de corto plazo con unas y otras fuerzas políticas, en función de intereses puntuales. ¿Acaso alguien cree que le importaría mucho a Rodríguez Zapatero entregar en bandeja de plata la cabeza del cordobés Montilla a los nacionalistas catalanes, si con ello consiguiera obtener no ya el voto favorable, pero al menos, la abstención de CiU en la votación de los Presupuestos? Los dirigentes de CiU ya anunciaron expresamente que no van a apoyar las cuentas, mucho menos cuando todas las encuestas vaticinan un gran triunfo político de CiU en las ya próximas elecciones autonómicas catalanas. y un eventual voto favorable del PNV pasaría por la ruptura del pacto PSE-PP y la caída de Patxi López, aunque esto último seguramente no le importaría demasiado a Rodríguez Zapatero, pelillos a la mar.  

Así que ha llegado la hora de la verdad para el político Mariano Rajoy, que ya no puede seguir esperando que caiga la fruta madura, porque todos los partidos del arco parlamentario, fuera del PSOE, esperan y quieren que asuma su papel de líder de la oposición y zarandee con energía el árbol. De él, y de su capacidad de liderazgo y de negociación, depende en gran medida que el debate presupuestario de otoño se convierta en una auténtica moción de censura, que abriría el paso a esas elecciones generales anticipadas que la gran mayoría del país desea y merece.
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