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Cambio de papel

lunes 28 de febrero de 2011, 09:11h
El alemán Johann Gutenberg, considerado el inventor de la imprenta en Occidente en 1450, marcó un  hito en la historia de la cultura en el mundo al  dar el primer paso para universalizar el conocimiento. Desde esa fecha  y  en  apenas 50 años     -hasta 1500- se imprimieron más de 6.000 obras diferentes  y  el número de imprentas  se extendió como la pólvora.  También en solo unos siglos los  libros  dejaron paso a los  periódicos  y el mundo entero  se inundó de papel  en lo que hasta finales  del siglo pasado ha constituido la era  Gutenberg.

Pero la gesta del impresor alemán fue   la culminación de todo un proceso   que  tuvo como antecedentes  -fundamentalmente    en Babilonia, aunque  también se utilizaron en otras  civilizaciones-,  las piedras para sellar como sustituto de la firma y como símbolo religioso (quizás  la forma más antigua conocida de impresión). También   los libros que se copiaban a mano con tinta aplicada con pluma o pincel de las civilizaciones egipcia, griega y romana. Más tarde, el arte copista, muy desarrollado en los monasterios en la Europa medieval; China había producido antes del 200 d.C.   documentos impresos   obtenidos  a base de letras e imágenes talladas en relieve en bloques de madera y  ya en  972 se imprimieron de esta forma los Tripitaka, los escritos sagrados budistas que constan de más de 130.000 páginas.


Era digital

Fueron necesarios, pues, miles de años para dar un salto cualitativo  de la importancia de la  invención de la imprenta  para  revolucionar el mundo de la información y la cultura.

En el siglo XX, la letra impresa ha convivido  con  dos poderosos  medios, la radio y  la televisión que, sin embargo, no  han logrado  imponerse a ella.  Pero  la era Gutenberg   ha  dado paulatinamente  paso, en los  últimos  decenios, con  la aparición del ordenador,  a  una   nueva era, la digital, que  está ya revolucionando  los usos, y métodos de acceso a la formación  y la información de todos los ciudadanos del mundo. Ésta es una realidad  constatada  desde todos los ámbitos que intervienen  en el proceso  de generación,  distribución, venta y consumo de  información, mal que les pese a los editores de diarios  en papel  que   durante muchos años  se han resistido públicamente  a reconocerlo  aunque  paralelamente  han ido transformando  sus  negocios para  convertirlos  también en digitales.

Hoy, un 86% de los diarios en papel tienen en España edición en la Red, según el último 'Libro Blanco de la Prensa Diaria' publicado por la Asociación  de Editores de Diarios (AEDE).

España ocupa también,   a principios de 2011, el cuarto lugar de la Unión Europea en número de diarios digitales, con 59 cabeceras controladas por la OJD.  Por encima se sitúan Alemania, con 267 periódicos 'on line'; Italia, con 108, y Suecia, con 78.

La cifra de usuarios únicos de prensa digital en nuestro país, alcanzó en 2009 los 79,4 millones, casi  cuatro veces más  que en  2004, en el que la cifra  no llegaba a 20 millones.

Esto no solo sucede a este lado del Atlántico porque  el consumo de noticias a través de la prensa digital ya ha llegado a un tercio  en 2010 (34%) de los ciudadanos de Estados  Unidos, según un estudio hecho público por Pew Research Center). La audiencia de diarios 'on line' en 2004 llegaba solamente al 24% de la población norteamericana.


Días contados

Las cabeceras digitales  están  arañando público a los  medios tradicionales, es decir, a los grandes canales de televisión, a las cadenas de radio y, por supuesto, a la lectura de prensa  en papel.

Si todos estos indicios fueran  pocos para confirmar   el imparable cambio de tendencia, a finales del año pasado, el   presidente de la Asociación de  Vendedores de Prensa de Madrid  afirmaba que  a la prensa de papel “le doy entre ocho y diez años para desaparecer”.   No  es  tan  extraño cuando  antes de que nos demos cuenta,  tendremos  a nuestro  alcance dispositivos flexibles, enrollables, totalmente interactivos y   que, posiblemente, estarán disponibles  desde  esos mismos  quioscos  hasta en las tiendas de chucherías por solo  unos  euros.
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