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La plaza de la Mercadería del Espíritu Santo (y II)

La plaza de la Mercadería del Espíritu Santo (y II)

jueves 02 de junio de 2011, 13:48h
Entremos al centro comercial de la Monumental de Madrid. Pasen y vean, señores. Vean el Patio del Desolladero con un set televisivo y cables y más cables. Y, claro, no se puede pasar por delante de la cámara, hay que respetar a los compañeros y lo hacemos encantados. Pero es que por detrás hay un par de barras de bar, banderines de una aseguradora… Para acceder al interior de los tendidos hay que hacerlo muy despacio y por colleras. El “pasillo” que queda no da para más.
No debía haber suficientes bares en la plaza y el de una conocida marca de ron ha puesto otro, un chiringuito de playa. Hay que hacer caja, que “acabamos este año”. Tiendecita de bolsos, cinturones y abalorios, casetita de libros, dos espacios de ropa de marca taurina, expendeduría de tabaco y hasta un “carrito” de chuches.¡Qué alegría, qué alboroto, otro perrito piloto! Frente al punto de alquiler de almohadillas se sitúan los voluntarios que recogen firmas para una ILP en apoyo y defensa de la Fiesta (estupendo, vamos a firmar por algo que tenemos por derecho propio a lo largo de nuestra Historia; a lo mejor el año que viene tenemos que solicitar agua corriente o luz); es decir, corredor taponado, pasan dos personas en un sentido y otras dos en el otro. Eso, sin contar las largas colas que se forman en los ascensores para subir a tendidos altos, gradas y andanadas. Pero todo da lo mismo. La zona del corredor situada entre las escaleras que llevan a las plantas superiores y los portones de entrada a la plaza ya hemos visto que están ocupadas por mesas de bar, maderas, barriles de cerveza, tiendas variadas, etc. El mercadillo de San Isidro, corre que te pillo. Y otro cantar es el bochornoso espectáculo en “días grandes” del reparto del programa de mano. El programa se facilita en la entrada por la Puerta Grande, la del tendido 8 y la del patio del desolladero. La zona de sol “no existe”. Estaría bien que la empresa  observara cómo se llega hasta al vapuleo de las jóvenes chicas que lo reparten, sin propina alguna porque la crisis no reserva lugar en el bolsillo para ello. Y más si hay que pagar 1,20€ por la almohadilla. Quizá si pusieran más puntos de reparto de programa no se formarían esas auténticas “melés”. La Comunidad de Madrid expone una docena de “afiches de vinilo” al hilo de los 80 años que cumple la Plaza esta temporada. Más tapón, que no hay salas polivalentes. ¡Qué derroche cultural! Recordemos cuando se anunció el fichaje del señor Carlos Abella, que venía a reforzar el ámbito de la sabiduría. Doce laminitas con fotos de faranduleo y famoseo sentados en la barrera de la Monumental. Eso le ha debido llevar meses de trabajo. A mitad de Feria se han colgado en el corredor de la planta baja otras tantas de la remodelación del Museo Taurino, la enésima; en algo hay que justificarse. Por cierto hace ya algunos añitos que se dieron por finalizadas las obras de lo que iba a ser la biblioteca, videoteca y hemeroteca de la plaza de toros. ¿Qué pasa con ello? ¿Se le va a dar utilidad “cultural”, señor Abella, o se va a convertir en otra sala VIP? Y, ¿qué ha sido de esos 400 o 500 libros que Taurodelta, teniendo que cumplir con el pliego, claro, anunció que había donado a la biblioteca de la plaza? Le recuerdo a la Comunidad que antaño ya hubo otra donación de un particular. ¿Están estos libros en el Museo? ¿O en el famoso “torreón”?. Y ¡el 24 de mayo! (la Feria empezó el día 10), la Sala Antoñete abrió sus puertas con una exposición fotográfica sobre José Tomás. Muy ilustrativa en cuanto a las fotos de los primeros planos de los pitones de los toros. Cuánta actividad cultural. Cuánta novedad. Cuánto esfuerzo. La plaza rezuma ilustración. Los corredores de la planta baja, por ahí entran 24.000 personas cada día, están más colapsados que nunca. El día que haya que salir pitando tendrá lugar una tragedia. Y, además, la iluminación es la mínima, la justita. Pero nosotros, los periodistas, también nos llevamos lo nuestro eh… No se piensen que somos unos privilegiados. Aunque ustedes no entren en la Sala de Prensa se la vamos a describir. De todas formas, pueden visitarla a placer, no hay ningún problema; ahí se cuela todo el mundo. ¿En el despacho de los “Choperitas” también? Parece ser que hay casi trescientos colegas acreditados. Esta Sala, que ya se quedó pequeña hace diez años, es una habitación de unos cuatro metros por doce de largo. Sólo hay unos diez puestos, tipo cabina, para escribir con un ordenador portátil. Es decir, estaríamos hablando de un 3% de privilegiados que puede escribir y enviar crónicas dignamente desde la Plaza. Allí, al finalizar el festejo, casi se juega a “las sillas”. No se lo pierdan. Y esa Sala es la Sala de los Oficios, de las más diversas profesiones, no sólo periodistas. Pero como les dejan pasar en contra de nuestra opinión, deseo y derecho… La hermana de…, el tío de…, el amigo de…, la esposa de… Y otro que anda por allí que no es periodista, no lo es, no señor, al que hay que aguantarle diariamente y bien entonadito. No se fuma, ni se bebe alcohol, salvo “esta prenda”, pero desde luego tampoco podríamos encender cerillita alguna. Y allí se sientan y por allí deambulan pegando la oreja. Es insultante. Y nada, no pasa nada. La Sala está semivacía, claro; los periodistas ni podemos hablar ni podemos comentar información alguna, pues no sabemos quién es quién (claro que quizá esto sea lo que interese a alguno o algunos), quién está delante de ti, quién está detrás. Así que tenemos una Sala Para Nada, Para Tener que Estar Fuera de Ella. Hace tiempo que se han ido de algunas manos otras tantas cosas. ¿Le gustaría al señor “Choperita” que los periodistas estuviéramos presentes mientras trabaja en lo suyo, en hacer los carteles de San Isidro? No ¿verdad? Pues haga usted el favor de poner orden en la Sala de Prensa, ya que quien lo debería hacer parece no estar por la labor. La Sala de Prensa es lo que su nombre indica, no es una mesa camilla, ni un pub. Es una sala para los periodistas que como tal se acrediten, como en cualquier otro evento. Cómo se ha echado todo a perder. Qué largo se está haciendo este año, qué largo… Y siguen sumando puntos de cara al próximo pliego. La Sala de Prensa son 100 puntos. No se vayan todavía, señores lectores, “visten nuestro bar” y regresen en unos minutos porque aún tenemos que sentarnos en el tendido y otear desde allí lo que pasa. Hasta entonces.
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