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La Cruz Roja quiere mediar en temas de violencia fronteriza

La Cruz Roja quiere mediar en temas de violencia fronteriza

miércoles 28 de septiembre de 2011, 21:40h
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que tradicionalmente ha vigilado los derechos humanos en guerras, está ampliando su papel en Latinoamérica a temas de narcotráfico, de violencia en barrios pobres y en la frontera Ecuador-Colombia, según dijo uno de sus directivos.
Como parte de ese nuevo enfoque, el CICR está inmerso en un proyecto de expansión en Ecuador para abordar la "situación de violencia" de la frontera con su vecino del norte, según dijo a Efe el jefe de la delegación regional de la organización humanitaria para Bolivia, Ecuador y Perú, Cédric Schweizer. Precisamente los cancilleres de Ecuador y Colombia, Ricardo Patiño y María Angela Holguín, respectivamente, se reunirán mañana en Ipiales para tratar la problemática de los refugiados colombianos en Ecuador y la situación en la frontera, entre otros asuntos. El CICR cree tener también un papel que desempeñar en la zona, resultado de un cambio de énfasis en sus operaciones, en las que ha abandonado la dedicación exclusiva a los conflictos armados para intervenir también "en situaciones de violencia como las favelas de Río, Medellín o México con la narcoguerra", dijo Schweizer. "El único conflicto que podemos ver en el continente es el de Colombia, pero hay situaciones de violencia y hay una necesidad del CICR de tomar en cuenta la realidad que se está dando hoy y ver si podemos dar un añadido con nuestra experiencia a estas situaciones" para fomentar el diálogo entre las partes, explicó. Asimismo, resaltó que otras de las preocupaciones del CIRC en Latinoamérica son la migración y las consecuencias del cambio climático en la población, "que podrían generar en el futuro otro tipo de violencia". Dentro de esta voluntad de mediar en situaciones de violencia, el CIRC decidió abrir en agosto sus dos primeras sedes en Ecuador, una en Quito y la otra en Sucumbíos, una provincia amazónica en la frontera con Colombia, mientras que en noviembre inaugurará una tercera en la ciudad de San Lorenzo, en la provincia costera de Esmeraldas y también en la frontera. "No hablamos de un conflicto en la frontera norte de Ecuador, pero sí hay una situación de violencia, que nos gustaría comprender más", puntualizó Schweizer. Las delegaciones, en las que trabajarán diez personas, servirán para ver cómo "las consecuencias del desborde del conflicto colombiano impactan" a su vecino y qué valor añadido y de atención humanitaria puede aportar el CICR, algo que era difícil de determinar desde Lima, donde está la sede central para Perú, Bolivia y Ecuador, explicó. "Ver cuáles son los problemas de protección de la población, si es con las fuerzas armadas o los grupos armados, y ver qué tipo de diálogo podemos tener con las partes para poder disminuir esas consecuencias", señaló Schweizer. En la provincia de Sucumbíos la población es refugiada en un 23 por ciento, un porcentaje que asciende hasta el 65% en las comunidades fronterizas, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). En Ecuador viven 54.000 personas con este estatus, de los cuales el 98% son colombianos.
El CICR pretende no limitarse a atender a los refugiados, sino tener una visión global de las necesidades de todos los residentes en la zona, para lo que hablará con las comunidades "para entender qué tipos de problemas o amenazas hay". Pese a que hasta ahora no se habían abierto delegaciones en Ecuador, Schweizer aclaró que el CICR hace más de diez años que impulsa diferentes proyectos en el país. Uno de ellos es el trabajo con los policías sobre cómo reaccionar a protestas sociales, para que los agentes midan el uso de la fuerza y respeten a los manifestantes, al tiempo que dialoga con los líderes de las protestas para que respeten derechos básicos, como dejar transitar las ambulancias cuando bloquean las carreteras. Por otro lado, relató que el CIRC visitó la cárcel de alta seguridad de Guayaquil y prepara un informe para las autoridades sobre la situación de este centro, mientras que espera poder acudir a prisiones de la frontera donde haya a colombianos. "Es una visita para ver la situación de las cárceles de tipo humanitario, teniendo en cuenta que la pena de cárcel es suficiente y no hay la necesidad de una segunda pena que sean las condiciones de detención", aseveró Schweizer.
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