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Análisis. Los escenarios posibles tras las elecciones del 20-N

Rajoy, si llega al Gobierno, deberá enfrentarse a un panorama político-social realmente explosivo

Rajoy, si llega al Gobierno, deberá enfrentarse a un panorama político-social realmente explosivo

miércoles 02 de noviembre de 2011, 17:12h
Andan de cabeza los estrategas y cabezas pensantes del Partido Popular. Todos dan por bueno que Mariano Rajoy será -esta vez sí- investido presidente del Gobierno tras las elecciones del 20 de noviembre, y que formará un equipo ad hoc probablemente el 13 de diciembre. Pero, ¿qué panorama político-económico-social deberá hacer frente este nuevo Ejecutivo? Se barajan muchas hipótesis, pero hay una que cobra fuerza y preocupa especialmente en la calle Génova: que Rubalcaba se vea obligado a dimitir y el PSOE se eche a la calle.
Como es lógico, los estrategas populares han estudiado internamente varios escenarios políticos en relación a los posibles resultados del 20-N. Todos estos escenarios contemplan una victoria total del PP, pero se abren distintas opciones sobre cómo será esa victoria, y como se gestionará.
Basándose en sondeos internos -tampoco se desprecian las encuestas publicadas en los medios de comunicación-, Rajoy roza la mayoría absoluta, si no la rebasa ampliamente. Si ésta se produce efectivamente en la noche electoral, ¿cómo deberá reaccionar un futuro gobierno popular? ¿Buscará consenso y diálogo, y sobre todo con quién?

Es aquí donde los estrategas populares muestran su primer temor: que el socialista Pérez Rubalcaba no consiga ni 120 escaños, lo que obligaría a que, por un mínimo de prurito y de honor, dimitiera esa misma noche electoral. Este escenario -nos dicen en Génova- es el peor que podría ocurrir: se produciría un vacío de poder dentro del Partido Socialista, que podría radicalizarse y salir a la calle junto a sindicatos, cabreados y descontentos varios. La bronca social sería permanente y generaría una gran inestabilidad general, porque no se podría pactar ninguna de las grandes cuestiones con los socialistas.

Ofrecer pactos de Estado
Hay un segundo escenario contemplado en esos análisis: algunos postulan dentro del PP que, incluso con mayoría absoluta, o con 'mayoría técnica' -rozando la absoluta-, Rajoy debería ofrecer 'pactos de Estado' a la dirección resultante socialista, en el caso de que el PSOE no eligiera la confrontación en la calle. Sería algo parecido a lo que el propio Rajoy ofreció a Zapatero en enero de 2005, y que el entonces presidente y su equipo rechazaron de plano.

"Ésa sería una buena solución", nos reconocen fuentes populares, pero no desactiva otros problemas socio-políticos con los que, sin duda, el PP se encontrará al formar nuevo Gobierno. El principal de esos problemas es la actitud que adopten los nacionalistas vascos, por un lado, y los catalanes, por otro. "Podría producirse una oleada in crescendo de confrontación, sobre todo en Cataluña, que no sería nada deseable".

¿Y si Mas se echa al monte?

El temor existente en Génova respecto a lo anterior es que Convergencia i Unió, muy 'crecida' tras las elecciones -las encuestas le auguran un auge importante en Cataluña a la opción de Durán i Lleida, y una bajada muy dura para ERC-, debido sobre todo al empuje de Convergencia Democrática, el partido de Artur Mas, derive a un enfrentamiento total con el nuevo Gobierno por cuestiones como la balanza fiscal o la inmersión lingüística, entre otros ejemplos.

En ese otro escenario, algunos proponen que el Gobierno de Rajoy no deje fuera de los pactos a CiU, e incluso que, según como sean los resultados electorales, ofrezca a la coalición catalana su entrada en el nuevo Gobierno. Esta última opción parece descartable por ambas partes, pero no la de pactos concretos que sirvan para impedir que la Generalitat de Mas se radicalice frente a un gobierno popular. En este supuesto, sin embargo, Rajoy debe hilar muy fino en un complejo juego de equilibrios con socialistas, por un lado, y nacionalistas catalanes por el otro.

En ambos dos casos, sin embargo, se trataría de que el PSOE no se sumara a las protestas que, sin duda, va a haber en las calles por las políticas de ajuste que se van a poner en marcha, y que CiU no plantee problemas en Cataluña, complicando aún más la situación social en el conjunto del país.

¿Un frente abertzale en Euskadi?
Otra complicación que se teme en Génova es la situación que resulte en el País Vasco. En el PP saben que es inevitable que tengan que 'tragar' probablemente con un grupo parlamentario propio de Bildu, los abertzales de izquierda, pero la gran incógnita es: ¿Qué hará el PNV? Si las encuestas no fallan, Bildu va a arrebatar votos a peneuvistas y socialistas vascos. La bajada del PSE no importa -lógicamente- en la sede de Génova, pero si el PNV bajara demasiado, ¿no se radicalizaría en una búsqueda de su propio voto perdido de cara sobre todo a las autonómicas vascas?

De momento -dicen algunos analistas populares- lo que haga ahora el PNV es lo de menos, porque 'esa amenaza' no se haría real hasta 2013, fecha en la que se celebrarían los comicios vascos, para los que caben muchas posibilidades. Pero eso ya se afrontaría en su momento, no ahora.

 
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