Andalucía, en manos de los andaluces

 La frase pertenece al todavía lider de la oposición andaluza y probable nuevo presidente de la Junta en la primavera de 2012, Javier Arenas. "Andalucía -afirma Arenas- no era antes del PSOE ni es ahora del PP. Andalucía es de todos los andaluces". Efectivamente, por más que se empeñen algunos en patrimonizarla, Andalucía pertenece a todos los andaluces y estas últimas elecciones han demostrado que ese "granero de votos socialistas" ha comenzado a cambiar de bando: Por primera vez en los últimos treinta años, los andaluces han despertado de ese sueño en el que se hallaban sumidos y se han rebelado contra los sempiternos dueños y señores del "cortijo", hartos ya de estar hartos y de ser el hazmerreir y la Cenicienta de España. Son muchos los que se han quedado estupefactos ante los resultados que arrojaron las urnas el pasado 20-N, una diferencia a favor del PP de casi cuatrocientos mil votos. Solo el bunker cerrado donde se encuentra la sede central de la Junta de Andalucía y donde se concentran la mayoría de los "beneficiados" del PSOE, Sevilla, se ha mantenido fiel al tópico imperante en toda España. Ni siquiera provincias en las que el PER tiene amordazada a buena parte de la población en los pequeños pueblos, como Jaén, Córdoba o Granada, se han resistido al impulso del cambio.

Dicen que el presidente de la Junta y secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, trata de atrasar lo máximo posible la convocatoria de las elecciones andaluzas, previstas en un principio para finales del mes de marzo, y que ha encargado a los servicios jurídicos estudios para ver si dicha convocatoria podría ser un mes después, en abril o incluso en mayo. Se trataría de ganar tiempo, lo único que le queda, para cumplir el máximo tiempo posible, en abril cumpliría tres años al frente de la Junta, en un puesto concedido a dedo por su antecesor, Manuel Chaves, y para el que no ha sido nunca elegido. No creo que se atreva porque sería la primera vez que ocurriera algo así en un proceso electoral en la historia democrática de España y podría ser interpretado por el electorado como algo absolutamente impresentable. Aunque, quién sabe, el PSOE andaluz está tan acostumbrado a hacer de su capa un sayo que podría intentar saltarse la ley a la torera una vez más. Ya lo han hecho en diversas ocasiones, con los famosos EREs fraudulentos, con la incompatibilidad de los alcaldes populares para ocupar un escaño en el Parlamento andaluz o con el no menos sangrante proyecto de ley del enchufismo por la que van a "colocar" como funcionarios en la Administración andaluza a más de veinte mil "compañeros" de partido, pobrecitos míos, que de no ser así irían directos a las colas del paro.

Todos estos excesos no son sino la consecuencia lógica de más de treinta años (desde 1980 hasta 2012) de un régimen pseudodictatorial avalado, eso sí, por las urnas, pero viciado por la prepotencia y la inoperancia que nos ha llevado a ostentar el triste récord europeo de parados, con un millón doscientos mil desempleados. Y la culpa es de todos los andaluces que, al principio por ilusión colectiva, pero después por interés personal, por apatía o por pura comodidad, no han sabido poner freno a esa especie de PRI mexicano en el que ha llegado a convertirse con el tiempo el PSOE. Quedan cuatro meses para afrontar las elecciones andaluzas. algo más de cien días para meditar si no va siendo hora de que los andaluces recuperen para sí un destino que ha sido patrimonializado por una única fuerza política. Quizás vaya siendo hora, ya, de comprobar si la alternativa es capaz de dirgirnos mejor y si entre todos podemos situar a esta bendita tierra en el lugar en el que se merece, que desde luego, no es en la cola de Europa, como estamos en estos difíciles momentos.