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La columna de Gema Lendoiro: '¿Hasta cuándo estará libre el Rafita?, ¿Hasta cuándo la condena para la madre de Sandra Palo?'

La columna de Gema Lendoiro: "¿Hasta cuándo estará libre el Rafita?, ¿Hasta cuándo la condena para la madre de Sandra Palo?"

viernes 16 de marzo de 2012, 12:28h

Yo no sé ustedes pero yo estoy harta. Muy harta. Y no sólo hablo como ciudadana ni periodista, hablo como madre. Lo del Rafita es desgarrador. Y lo que es peor, la culpa no es suya sino de las leyes tan 'sensibles' y garantistas con el delincuente (en este caso el asesino) que al final consiguen situaciones tan dramáticas y dolorosas como el calvario de la madre de Sandra Palo. No me quiero imaginar el grandísimo dolor que se puede sentir perdiendo un hijo. Sólo de pensarlo se me pone un nudo en la garganta. Pero si añades a esa muerte las circunstancias en las que ésta se produjo lo que no entiendo es cómo esta mujer sigue viva y no ha enloquecido. Supongo que la mantiene viva el dolor y las ganas de que se haga justicia. Se me escapa la incomprensión de los políticos a la hora de sentarse a valorar reformar una ley del menor que ha demostrado ser inútil e ineficaz. No es lo mismo un menor de dos años que uno de dieciséis. No es lo mismo. Se me escapa que los políticos miren hacia otro lado y echen la culpa a un sistema que sólo está en sus manos cambiarlo. ¿No tienen ellos hijos? ¿Saben lo que es la compasión en su sentido etimológico? ¿No saben de empatía? ¿Es lógico y normal que alguien viole, rocíe con gasolina a tu hija en un descampado, le prenda fuego y la queme viva y pase con un coche por encima de ella y ese alguien esté en la calle? ¿Le cabe a alguien normal esto en la cabeza? ¿Se puede poner don Mariano Rajoy o Soraya, ambos padres, en la piel de esta madre por un solo instante? ¿Para qué gobiernan? ¿Y los anteriores? Porque esto no es nuevo.

Lo que esta ley tan laxa está demostrando es que los delincuentes como el Rafita y demás indeseables han tomado buena nota de lo barato que sale en este país matar, asesinar con saña. Y no solamente eso, sino reírse de sus víctimas. ¿Cuántas veces ha delinquido este sinvergüenza? ¿Qué número de detención hace ésta? ¿Por qué sigue en la calle? Por la Ley del Menor, ¡esa ley que ampara a los niños que de verdad lo necesitan de la misma manera que acoge a asesinos como este indeseable! No se puede legislar a ciegas, no se puede ser tan respetuoso con alguien que desprecia la vida humana de esa manera. No se puede. Es indigno, es injusto, es inhumano. ¿O no recuerdan los políticos cómo asesinó este despojo humano a Sandra Palo? Porque sólo un despojo humano es capaz de someter a semejantes vejaciones y sufrimientos a un ser humano. Sólo un desecho de la sociedad puede cometer semejante atrocidad. Ni siquiera los animales hacen eso. Es peor que una alimaña. Es peor que la mierda que comen las alimañas.

Ahora está detenido. Pero, ¿y hasta cuándo? ¿Por qué tienen que estar los cuerpos de seguridad del Estado persiguiendo día y noche a este engendro si ya sabemos que de nuevo estará en la cárcel para delinquir? Porque el Rafita volverá a hacer el mal. No está arrepentido, no está integrado en la sociedad y en cuanto pueda volverá a matar a otra Sandra o a quién se le ponga en su camino porque está en su naturaleza ser así. Y el Estado, a través de sus gobernantes, no nos está protegiendo de este tipo de criminales. El Estado no está haciendo sus deberes. El Estado mira hacia otro lado y defiende al que mata, no a sus víctimas. Porque en este país hace mucho tiempo que, en nombre de la progresía, en nombre de la psicología del reo (me río y me carcajeo de la reinserción de este animal) pagan justos por pecadores. Y la madre de Sandra sigue sufriendo con las carnes abiertas la incomprensión de los gobernantes y su mano blanda a la hora de castigar a quien mata.

Sólo pienso en María del Mar Bermúdez y en el poco consuelo que tiene que haber en su vida. No soy capaz de expresar con palabras el inmenso sentimiento de rabia que todas las madres, los ciudadanos, las personas de bien tenemos al pensar en los asesinos de su hija

No hay derecho que en este país tengamos estas leyes de cuarta regional. No hay el mínimo derecho a que la madre de Sandra Palo sea la que reciba la condena en lugar del asesino de su hija. Porque que este asesino esté en la calle es la peor de las condenas para ella.

¡Este país me avergüenza con sus leyes!

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