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 Andalucía y Asturias

Andalucía y Asturias

domingo 18 de marzo de 2012, 14:30h
Entramos en la semana decisiva. Vísperas de la huelga general y de las elecciones en Asturias y en Andalucía, dos termómetros para ver si el poder azul se impone en toda España o si queda algún reducto inalcanzable. Y para comprobar si los recortes de Rajoy le hacen pagar peaje y si los sindicatos son capaces de movilizar al menos al cincuenta por ciento de la población trabajadora. Por debajo, los líderes sindicales deberían poner su cargo a disposición. Por encima, el Gobierno debería convocarles a negociar. Cabe una última oportunidad, que la huelga permita que todos se atribuyan el éxito: los sindicatos, la movilización; el Gobierno, poder decir a Europa que no puede ir más allá en los recortes; la oposición, recuperar la calle, perdidas las urnas. Dicho eso, las reformas seguirán adelante porque o cambiamos este país o nos dejan más cerca de África que de Europa.  

En ese escenario, las elecciones andaluzas van a jugar un papel muy importante. ¿Hay otro lugar mejor que Andalucía para que la huelga del 29 triunfe? Más del 31 por ciento de paro, más del 50 por ciento de paro juvenil, la población más subsidiada de España y la que menor esperanza tiene de encontrar un trabajo... Deberían estar en huelga desde hace diez años. Ha vivido a la sombra de la corrupción, del fraude, de los subsidios, de los EREs falsos, de la inexistencia de tejido empresarial... Treinta años gobernando Andalucía como si fuera un cortijo, con la anuencia, eso sí, de los andaluces y sin una oposición capaz de ganarse el relevo. Ahora todo indica que viene el cambio y Andalucía va a sufrir un terremoto. Será difícil cambiar las formas, quitar de la cadena de mando a los que no han sido capaces de levantar una comunidad con futuro, de crear empresas y riqueza y de incentivar la creación de empleo. El nuevo Gobierno va a tener que administrar la miseria y debajo de las alfombras se va a encontrar cadáveres. Hay que pedirle que diga la verdad y que actúe con honestidad, que ponga a gobernar a los mejores y que acabe con la descomposición. Nadie debería gobernar más de dos legislaturas. Dicen que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente. Lo mismo sucede con el poder permanente aunque se alcance legítimamente mediante las urnas. Todos acaban creyendo que sólo ellos lo merecen y lo aplican como en Andalucía para desgracia de sus ciudadanos. ¿Dará la victoria Andalucía a los populares y cuatro días después les montará una huelga? Cosas más raras se han visto.

Asturias es otra cosa. Una derecha dividida, un PSOE cuesta abajo, incapaz de aprovechar esa pelea entre primos hermanos, una convocatoria electoral precipitada, ambiciones personales y rencores históricos forman un cóctel explosivo. Asturias es otra gran comunidad con más problemas que esperanzas, y con una clase política que no demuestra poner a Asturias por encima de sus intereses de partido. Mal pronóstico, gane quien gane. 
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