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Inhibición transparente

Inhibición transparente

Cómo tranquiliza el que la vicepresidenta del gobierno afirme que se va a inhibir en el Consejo de Ministros cuando se trate de algún asunto relacionado con Telefónica. A su marido le han nombrado para el consejo de administración de la compañía y, claro, hay que alejar las sospechas.
    
Lo que pasa es que aquí, en este caso, es muy importante la secuencia. Porque la vicepresidenta ya estaba en su cargo cuando ficharon a su marido. Y si ella nos garantiza que no va a tomar decisiones, no nos basta. La lógica debería ser la contraria: si ella es ministra, el marido no puede aceptar un puesto que limite sus capacidades decisorias. Es un fraude. Ahora, el mayor constructor de España, por ejemplo, podría contratar al marido de la ministra de Fomento (que no sé si lo tiene ni me importa) para evitar que ella tome decisiones de inversión en infraestructuras.
    
Cuando esté en vigor la ley de Transparencia (que no va a incluir no a la Casa Real ni al Consejo del Poder Judicial, por ejemplo), parece que las cosas podrán seguir igual en aspectos como el nepotismo o la compra de voluntades, pero por la cara. Bastará con decir: ya lo sabe todo el mundo, y yo me inhibo. Que se enteren si quieren, pero los ciudadanos queremos que los ministros no se inhiban.