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Un homenaje a los emprendedores hosteleros cántabros

Josefa Rojo-Mariano Bueno: cuarenta años persiguiendo un sueño...

Josefa Rojo-Mariano Bueno: cuarenta años persiguiendo un sueño...
jueves 16 de agosto de 2012, 11:06h
Josefa Rojo y Mariano Bueno constituyen un matrimonio de emprendedores. Han hecho bueno el sueño de Mariano desde que él tenía diecinueve años y le conoció 'Pepi': tener un hotel en su pueblo. Lo consiguió casi treinta años después. Y no precisamente en su pueblo, Los Corrales de Buelna (Santander), sino en el vecino Somahoz, a un par de kilómetros, y a unos catorce de Torrelavega. Desde 2004, y tras tres años de obras, proyectos de arquitectos, trabajos manuales, angustias económicas y esperanza, mucha esperanza, nació 'La Casona de Somahoz' ([email protected]), un precioso hotel que aun mereciendo cuatro estrellas tiene tres y diez habitaciones con las que ha entrado por méritos propios en el 'Club de Calidad Cantabria Infinita' y constituye, sin duda, la oferta más atractiva en bastantes kilómetros a la redonda.

La 'casona' se ubica, efectivamente, en una vieja casa solariega de piedra, totalmente remodelada con un inteligente trabajo arquitectónico y bajo la dirección artística de la notable pintora cántabra Marisa Miñambres, bastantes de cuyas obras lucen en las paredes del hotel. Los detalles están cuidados al máximo, desde las alfombras estilo persa hasta los numerosos utensilios de los cuartos de baño, amplios y muy bien diseñados. Cada una de las diez habitaciones es diferente y todas dan al espléndido paisaje de eucaliptales bañado por el río Besaya en esta pequeña localidad verde y tranquila, punto de tránsito, por el interior, entre Santander, Oviedo, Bilbao y Palencia.

Antes de todo eso, Pepi había montado una autoescuela, y Mariano era visitador médico. Un buen día decidieron pedir un crédito -cierto: entonces era más fácil, "pero hay que pagarlos"--, hacerse con la casona blasonada, rehabilitarla sin reparar en gastos a la hora de seleccionar materiales y ponerse a trabajar como locos: no había horas para quedar, dicen a quien les visita de E2020, ni con familia, ni con amigos. Como recompensa a tanto esfuerzo, les dieron un premioarquitectónico, empezaron a llegar los primeros clientes turísticos y estables (directivos de alguna fábrica de la zona)...y hasta hoy.

Es verdad que la época no es la mejor para un emprendimiento turístico de tanta calidad --esto no es, ciertamente, una de esas posadas rurales, que tanto proliferan, en general, por Cantabria--. Y cierto es que las dificultades se notan en estos tiempos de zozobra, pero las obras permanecen: ahí está uno de los hoteles más acogedores y bonitos de toda una región, la del valle de Buelna. Y sirva esta reseña, que no pretende ser turística, de homenaje a tantos emprendedores de la hostelería cántabra, que venden por todos los rincones de Europa las bellezas y ventajas turísticas de una Comunidad que se encuentra entre las más bellas y apacibles del país.

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