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"Se trata de reducir la presión para evitar un colapso financiero en los países más débiles, salvaguardando por tanto, y en último término, la moneda única"

Salvar el euro

Salvar el euro

viernes 07 de septiembre de 2012, 15:56h
La intervención de Mario Draghi, Presidente del BCE, en la conferencia de prensa de ayer, 6 de septiembre, constituye un hecho histórico. Según la mayoría de las interpretaciones, el Banco Central Europeo se ha transformado, algunos malignamente dicen que "en un vertedero de toda la basura bancaria europea", otros que en un salvavidas para desviar la atención sobre la deuda soberana de los países más dañados de la zona euro.

Pero no olvidemos que no solo es la zona euro la que está en crisis, sino la propia economía mundial que sufre una alarmante ralentización según la OCDE de la que no escapan ni los Estados Unidos, ni el Reino Unido ni la mayoría de los países del G-7, incluyendo el estancamiento de Francia y la limitación del crecimiento de Alemania, que puede llegar a sufrir una recesión en la segunda mitad de este año 2012. Esto, que viene de lejos, es lo que esta detrás de la intervención histórica de Draghi, que se constituye en una pieza más de un ya largo drama que arranca del comienzo de la crisis, allá por 2007.

Las consecuencias de esta crisis ya las sabemos. La lenta reacción de la Unión Europea ante el incremento enorme de la deuda soberana y los desequilibrios económicos de la mayor parte de la países de la Unión Europea llevaron a concluir el Pacto del Euro y consecuentemente el establecimiento de fuertes medidas de austeridad para reducir los déficit y los niveles de deuda nacionales. Pero lo que ya estaba verdaderamente en peligro era el euro. Ante la expansión de la crisis en un contexto en el que desde el FMI se argumentaba que la eurozona no cumplía los criterios necesarios para ser considerada una zona monetaria optima, los líderes europeos manifestaron en numerosas ocasiones que no permitirían que se desintegrara y vincularon la supervivencia del Euro a la de toda la Unión Europea. Como los ataques de los mercados continuaron en el marco del actual declive, el Banco Central Europeo debía, según voces autorizadas, intervenir en los mercados de deuda soberana para disminuir la prima de riesgo de países que como España e Italia se financiaban a tipos de interés desorbitados.

Es así que Draghi anunció el 2 de agosto de 2012 que el Banco Central Europeo actuaría y aunque Alemania era reticente a cualquier movimiento del BCE, finalmente lo ha tenido que aceptar. El 6 de septiembre, el BCE ha tomado decisiones sobre las operaciones monetarias directas del Eurosistema en los mercados secundarios de bonos soberanos. Según Draghi, "estas operaciones monetarias directas (OMT- Outright Monetary Transactions) pretenden preservar la singularidad de nuestra política monetaria y de garantizar la correcta transición de nuestro orientación de la política a la economía real de todo el área..." y "nos permitirá hacer frente a graves distorsiones en los mercados de deuda publica que se originan, en particular por los temores infundados por parte de los inversionista de la reversibilidad del euro". Finalmente Draghi argumenta con toda claridad que lo que hay que salvar es el euro. "El euro es irreversible" "vamos hacer todo lo posible para tener una Política Monetaria Única en la zona del euro, para mantener la estabilidad de precios en al zona euro y para preservar el euro".

Pero habremos de señalar que aunque esta decisión tenga la importancia de frenar la presión de los mercados sobre los países más vulnerables y desatar la euforia en las bolsas europeas, no debe llamar a engaños. Se trata de reducir la presión para evitar un colapso financiero en los países más débiles, salvaguardando por tanto, y en último término, la moneda única. Pero este cambio histórico en la política monetaria europea, que viene forzado ante una realidad enormemente preocupante y que en ningún caso ha desaparecido, no va a ser cómoda, porque estas operaciones se realizarán con una serie de condiciones. Las compras se centrarán en la deuda a corto plazo y los países deberán previamente formalizar su petición de ayuda a la Unión Europea, adhiriéndose a las condiciones económicas exigidas por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera y por el Mecanismo Europeo de Estabilidad, o como dice el propio Draghi, "Los gobiernos deben estar preparados para activar el Fondo y el Mecanismo en el mercado de bonos con la condicionalidad estricta y eficaz, de acuerdo con las directrices establecidas", es decir, la adhesión a los compromisos y su cumplimiento como condiciones necesarias. "Estrictas condiciones".

Por lo tanto España deberá solicitar una segunda ayuda y entonces podrá procederse a la compra de bonos españoles en los mercados secundarios por parte del Fondo o del MEDE y posteriormente por el propio BCE. Además, se elimina el requisito mínimo de calificación de la deuda pública para dar liquidez a los bancos de los países afectados. La lectura de los mercados es rápida, aliviando la presión sobre la deuda, pero no es menos clara la declaración de los líderes europeos. El país afectado se someterá a duras condiciones para acometer reformas.

Para concluir, España e Italia entre otros, verán rebajada a corto plazo la presión de los mercados pero para acudir a esta tabla de salvación que le ofrece el Banco Central Europeo, tendrán que acudir al rescate. Se trata del segundo rescate del que ya en varias ocasiones hemos hablado. El calendario de España evidentemente depende del Presidente Rajoy y por tanto de la política casi tanto como de la economía. Pero ya se hacen previsiones. Según un popular y polémico blog de economía, Zerohedge, se rumorea que Goldman Sachs predice que el 12 de septiembre el Tribunal Constitucional alemán dará su visto bueno al Mecanismo Europeo de Estabilidad, respecto a la reclamación contra él. Que del 13 al 14 de septiembre España haría una petición formal de apoyo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera en la reunión del Eurogrupo y que durante la segunda quincena de septiembre la condicionalidad requerida por el fondo sería aceptada por las autoridades españolas quizá con apoyo parlamentario.

En paralelo se producirá la aprobación de los demás países de la zona euro para la prestación de apoyo por el Fondo que en algunos países (especialmente Alemania), también requerirá la aprobación parlamentaria y a finales de septiembre o principios de octubre se firmará el Memorándum de Entendimiento, que codifica la condicionalidad, formalizando la disponibilidad del apoyo del Fondo a España. A partir se podrá producir la compra por el BCE de deuda soberana. Y si no es en septiembre, será en octubre. De momento Draghi ha dado un balón de oxígeno.

Rogelio Pérez-Bustamante
Catedrático Jean Monnet

Rogelio Pérez-Bustamante

Catedrático Jean Monnet ad personam

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