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La columna de G. Lendoiro: 'La tía de doña Letizia, la republicana de twitter'

La columna de G. Lendoiro: "La tía de doña Letizia, la republicana de twitter"

miércoles 30 de enero de 2013, 10:22h

Hay un fantástico dicho que reza: "Éramos pocos y parió la abuela" A buen seguro debe de estar rumiando dicho rezo el rey don Juan Carlos cuando se ha enterado de que Henar, la tía carnal de su nuera, anda por ahí tuiteando proclamas contra la monarquía.

Obviamente la tía Henar tiene todo el derecho del mundo a decir lo que piensa. Si es contra la derecha, la iglesia y la monarquía, además, caerá más simpática. Nada gusta más en este país que un buen progre y la tía Henar, lo es.

Cuando Leti casó con el príncipe debió de dar tantas palmas la tía carnal que, a buen seguro, todavía le duelen. Ya se imaginaba ella posando con las caris de turno, josemis varios, tomando té y pastas en el Ritz y acudiendo, cómo no, a los premios Telva como una celebritie más, una Antoinette de Mónaco (¿recuerdan a aquella adorable viejecita hermana de Rainiero?) Se imaginaba ella rodeada del glamour de la capital y de hecho hizo sus pinitos posando con la baronesa Thyssen, sonriendo ante las cámaras excusándose con vocecita: "no voy a hacer declaraciones" Todo muy estudiado de muchos años pegada a la pantalla del televisor. Era su ocasión, su momento. ¿Qué mejor excusa que presentarse ante todos como la tía de la princesa? Ahí es nada. Pero todo quedó en agua de borrajas. La sociedad madrileña de copetín no es fácil. Es rancia y no abre las puertas a cualquiera, mucho menos a una advenediza con ínfulas de grandeza.

Nunca fue invitada a los Telva, jamás posó para Hola en la portada (la hubiera degollado su sobrina) y la princesa (ahí he de reconocerle el acierto) nunca ha dado tregua a que los allegados en la familia suban más peldaños de los necesarios. El caso es que al tía Henar, ni socialité, ni plongeones a tutiplén en el Ritz ni nada que se le parezca. Y no sólo eso; además arrastra unas deudas con sus antiguos proveedores que han llevado a su madre, la abuela de Letizia, a hipotecar la casa de Sardeu. Ahí es nada.

Y, pensando que le ha salido el tiro por la culata y no habiendo logrado sus objetivos, qué mejor manera que demostrar en público el berrinche que tuitear a diestro y siniestro, obviedades que recibirán el beneplácito de cuanto friki y troll haya en la red. Y ahí la tienen, hecha una sindicalista de izquierda, atacando duramente la institución que representa como consorte su sobrina e intentando vender, supuestamente, unas fotos de la primera boda de esta, al programa Sálvame por 600 mil euros. De traca.  

¿Apuestas a que dentro de nada se sienta en un plató? Ni en las peores pesadillas de don Juan Carlos hubiera imaginado tanta podedumbre. Me está hasta dando pena, fíjense.

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