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Todo huele a podrido

Todo huele a podrido

viernes 01 de febrero de 2013, 15:55h
Tras casi una semana de huelga de basuras, con los contenedores rodeados de montañas de desperdicios, Sevilla se levanta cada día tapándose la nariz. No es que algo huela a podrido como afirma la conocida frase. Es que todo huele a podrido, y no sólo en la capital de Andalucía, no. Parece como si la huelga de la basura se hubiese trasladado a los centros de poder de toda España, como si de una asquerosa epidemia de peste se tratara. Desde el Palacio de San Telmo en Andalucía a los de la Generalitat catalana y valenciana, desde la calle Génova a la de Ferraz, desde La Zarzuela al Palacio de La Moncloa, todo hiede a mierda. El hedor que rezuma este país está llegando hasta las antípodas en unos momentos bastante críticos para nuestro futuro. Los principales medios de comunicación de todo el mundo llevan a sus portadas la corrupción española. Estamos desbancando a griegos e italianos en el ranking y acercándonos peligrosamente a niveles tercermundistas de corruptelas de Colombia, Argentina, México o Uganda. Como esta huelga de basuras (y no me refiero precisamente a la de Sevilla) se prolongue unos meses más, y todo indica que así será, el sistema que tanto nos costó levantar durante la transición puede entrar en barrena hacia la descomposición total por culpa de una clase política que se ha ido apartando cada vez más del ciudadano que les presta el poder durante cuatro años

Y lo malo es que no parece haber solución a corto plazo. Hay quien pide dimisiones y elecciones anticipadas por el Caso Bárcenas, pero la pregunta es ¿para qué? ¿para que vuelvan a presentarse los mismos? En estos momentos en los que la maltrecha economía española da síntomas de comenzar a levantar cabeza, lo que menos necesitamos es una crisis que nos deje sin Gobierno y la apertura de un proceso electoral que vuelva a sacar a la luz los trapos sucios de todas las fuerzas políticas, que visto lo visto, en toda partes cuecen habas. No nos engañemos, si finalmente Mariano Rajoy decide convocar nuevas elecciones, lo más probable es que buena parte del electorado se quede en casa harto de unos políticos enfangados en unas maniobras corruptas que parecen no tener fin. Y no me valen las excusas de campañas de conspiraciones y otras mandangas a las que tanto el PP como el PSOE suelen acudir cada vez que tienen problemas. La alternativa no es Mariano Rajoy o Alfredo Pérez Rubalcaba, que tanto monta monta tanto, ni siquiera Cayo Lara o Rosa Díez, sino una renovación drástica, una catarsis total en las actuales estructuras de las fuerzas políticas que compiten por el poder. Se necesita gente nueva que no haya vivido de la política toda su vida y que considere ésta como un servicio público. ¿No habrá entre los seis millones de parados españoles un uno por mil de jóvenes honrados que sirvan para ello?

Tengo un amigo periodista que mantiene la tesis de que nada ocurre por casualidad, que todo está movido por intereses ladinos que manejan los hilos de los medios de comunicación. Desde la matanza de Atocha al acoso a la Monarquía. No lo sé, es posible. Pero lo que sí estoy seguro es que me resulta muy complicado creer que unos enemigos íntimos como El Mundo y El país, se hayan puesto de acuerdo en sacar los papeles de Bárcenas para buscar la caída de Rajoy. Aunque es verdad que cosas más extrañas se han visto en el mundo de la política y de la comunicación donde se hacen alianzas impensables. Sea como sea, con conspiración o sin ella, lo cierto es que los ciudadanos estamos siendo bombareados diariamente por la metralla de la corrupción política como hace unos meses lo éramos por la crisis y la prima de riesgo. Y esa lluvia persistente y fina está calándonos hasta los huesos. Me niego a creer que vivamos en un país de corruptos. Y si así fuera, lo mejor que podríamos hacer es coger las maletas, como están haciendo miles de jóvenes, y emigrar durante un tiempo a otros paises más serios como Alemania o Francia. O a las islas Maldivas donde seguro que nos encontraríamos a más de un político español disfrutando de esos paraisos fiscales en los que han invertido los millones robados al erario público.

Lo dicho, esto tiene muy mal arreglo. Remedando a don Antonio Machado, "españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos españas ha de helarte el corazón...y, de camino, robarte la cartera".
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