viernes 15 de marzo de 2013, 20:12h
Ahora la valencianidad fallera se arranca las moñas, se
rasga la mantilla de tres picos y se enjuga las lágrimas azuzados por Doña Rita
porque el ministro Montoro, el señor
Burns del gobierno Rajoy, envía a
sus huestes con calculadora y lupa para comprobar los pagos blancos y las
transacciones limpias entre Fallas, Casals Falleros, Artistas Falleros y
proveedores falleros.
Yo creo que si las cosas se han hecho a cabalidad nada hay
que temer y creo que Fallas, Casals, Artistas y Proveedores son
mayoritariamente honrados y tienen tesorerías y contabilidades que respaldan cuanto
hacen. El 14 de marzo estaban en pleno montaje, sí, pero las cuentas y facturas
demandadas no hace falta que las entregue el que está más ocupado en cada Falla
sino el que pueda y tenga acceso a ellas; recordemos que una Falla es como una
empresa y no precisamente con poco personal.
La Inspección de Hacienda es un proceso administrativo que
nos beneficia a todos y al que todos estamos expuestos, fresadores, taxistas,
bancarios, vendedores de lotería, vedettes y, claro, industria fallera. Y me parece
bien que cuando más acogotados estamos todos se persiga a cualquier posible defraudador.
Otra cosa es el lloriqueo lamentable de doña Rita Barberá. Es
verdad que esta vez ha sido más comedida que en tiempos pasados cuando la
mínima contrariedad proveniente de Madrid era un "ataque de ZP a la Comunidad
Valenciana" a la que, según ella, odiaba. Ahora el grosor de las palabras es
menor pero no el tamaño del pataleo y las alharacas: llamar al ministerio de
Hacienda a quejarse del desembarco de los inspectores es ridículo, infantil y
nada profesional. De hecho y si no estoy mal informado, los inspectores desembarcaron
también en la Feria de Abril y los Carnavales de Tenerife (y supongo que
ocurrirá tres cuartos de lo mismo en los Sanfermines y similares) y ninguno de
los afectados y mucho menos sus alcaldes se rasgaron las vestiduras, sollozaron
ante las cámaras y llamaron al ministro a pedirle clemencia, explicaciones,
tiempo y árnica.
Todos tenemos que ser conscientes de que los tiempos que
corren son duros y que los que nos gobiernan tienen que procurar que no se
escapen los dineros. Será desafortunada la inspección de hacienda, pero más
desafortunado es un consistorio y una Generalitat lloricones, pueblerinos e insolidarios
porque estar en contra de perseguir al defraudador, al falsificador de facturas
y al delincuente fiscal es ahondar más en la dureza de los tiempos que se ceban
con todos pero especialmente con los más débiles social y políticamente. Hay
que perseguir al defraudador, al engañador, al que no declara, al que estafa con
facturas falsas, al que dice que hace un trabajo y no lo hace y al que,
haciéndolo, lo cobra sin facturarlo ni pagar los impuestos correspondientes.
Es fácil rasgarse las vestiduras, es fácil un comportamiento
hipócrita y populista en estos momentos. Pero seamos serios: hablamos de un
ayuntamiento que no tiene ni para pagar la factura mensual de la luz y de una
comunidad que ha quemado millones de euros desde sus instituciones en obras
faraónicas contratadas a un arquitecto al que se le cae hasta la nata montada en
esprai.
La Comunidad Valenciana ha recibido y recibe mucho dinero de todos los
españoles en forma de rescates, créditos puente o avales de la administración
central. Es una de las CCAA más apalancadas, con un nivel de desempleo altísimo
y un tejido empresarial desmantelado tras la caída de los sectores inmobiliario
y de la construcción. En semejantes circunstancias no se puede protestar porque
Hacienda persiga a los defraudadores y es irresponsable convertir en acoso
contra la gente -que necesitamos olvidar el paro y la crisis con el Carnaval de
Cádiz, las Fallas, la Rapa das Bestas, la Champions o el Papa Franchesco- y contra
la Tradición Fallera lo que no es más que persecución (implacable) del fraude
fiscal. El momento es, justamente, ahora que es cuando se puede pillar a los
delincuentes fuera de juego y desprevenidos. Seguro que los que lo tienen todo
en orden -la mayoría, no me cabe duda- y sus cuentas debidamente documentadas
no se quejarán con la vehemencia de los que tienen algo que ocultar, sean
políticos gritones y populacheros, sean defraudadores listillos.
@manuelpascua
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Comentarios
Últimos comentarios de los lectores (2)
19062 | pascuamejia - 17/03/2013 @ 12:50:42 (GMT+1)
las SICAV, la amnistía para ricachones y/o delincuentes, la no persecución a las grandes bolsas de fraude, los chismes que se oyen sobre el pacto con Gao Ping... es verdad, pero cada euro defraudado en estos momentos es más desempleo, menor crecimiento, más penurias para los menos afortunados, menos ayudas, menos becas... es terrible así que el pataleo de Rita solo me parece una pataleta infanti. Un abrazo
19049 | kroker - 16/03/2013 @ 22:10:48 (GMT+1)
Por supuesto que no estoy en contra de que los inspectores de hacienda hagan su trabajo, y pillen a todo aquel que defrauda (Hacienda no te perdona, ni un impreso a cero fuera de plazo, y si la sanción es de 30 euros, te la ponen a 120 porque es la mínima que se despacha). Pero dicho esto, ¿es eso realmente perseguir el fraude fiscal, o es simplemente una operación de maquillaje para decir que el Gobierno persogue el fraude fiscal?.Realmente llega hasta ser obsceno, después de una amnistía fiscal, pensada para los amiguetes y la clase dominante (que es la que tiene euros para defraudar, la clase media ya no tiene ni para eso), que ahora se arranquen con esa especie de "autos de fe", en la que solo faltaría quemar al defraudador pillado in fraganti.
Es pura pamplina, es puro cuento como dirían en Sudamérica; este Ministro-payaso, es un consumado intoxicador, que oculta sus carencias con numeritos de este tipo, mientras los verdaderos defraudadores todavía tienen miles de millones de euros en paraísos fiscales. Es como si la policía lanzara una operación para capturar a todos los carteristas de España, pero bandas de crimen organizado camparan a sus anchas, y se hiciera la vista gorda. ¿En fin, llegará el día que eso se deje de usar como arma política?
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