Este
miércoles, presuntamente importante debate parlamentario, en el que
Mariano Rajoy se explayará, por fin, acerca de sus reformas económicas,
y, presumible y previsiblemente, rechazará un pacto económico en torno a
las medidas sugeridas el pasado domingo por
Alfredo Pérez-Rubalcaba. El
consenso solicitado por el PSOE, pues, no tiene acomodo, al menos en su
versión puramente económica. ¿Lo tendrá en la política?
El
Partido Socialista está empeñado en mostrar a la sociedad que no se
halla en el inmovilismo, en la parálisis o sumido en la falta de ideas. A
la propuesta económica lanzada por Pérez-Rubalcaba el pasado domingo,
que no ha hallado una acogida excesivamente buena en los círculos
especializados, comenzando por la UE, el PSOE unirá una propuesta de
regeneración política, que será presentada en las próximas horas.
Algunos de los puntos de esta reforma, que no tendrían,
inexplicablemente, cabida en el debate parlamentario, en principio
exclusivamente económico, de este miércoles, podrían llegar a alcanzar
un consenso en el futuro con el partido que sustenta al Gobierno. Si es
que, realmente, un deseo de acercamiento mutuo anida, como aseguran, en
las dos principales formaciones a escala nacional.
La propuesta socialista comprende reformas en la normativa electoral y en el código ético del partido, entre otros aspectos. Uno
de los puntos más sobresalientes de la propuesta que el PSOE aprobará,
en una reunión que tendrá lugar en Oviedo a mediados de este mes, es el
compromiso de desbloquear 'parcialmente' (tímidamente) las candidaturas
electorales. Eso supone que en las listas que contengan siete candidatos
o menos, los electores podrán alterar el orden en el que uno de esos
candidatos figura en la lista, colocando a su favorito en primer lugar,
por delante de otros seleccionados por el 'aparato' del partido. En las
listas electorales con más de siete nombres, los votantes podrán cambiar
de lugar dos candidatos. Cierto que no es la primera vez que el PSOE (y
el PP) proponen un desbloqueo de las candidaturas,
incluso en sus programas electorales, sin que jamás se haya llevado a la
práctica esta modificación, sin duda importante, de la normativa
electoral; pero fuentes de la dirección del PSOE insistieron en señalar
que "ahora todo va a ser diferente, porque pasaron los tiempos en los
que se podían hacer brindis al sol, como por cierto ha hecho el PP con
su último programa electoral, incumplido en todos sus extremos, lo que
le hará pagar sin duda una elevada factura en las urnas".
Esta
es una de las propuestas que el PSOE tratará de consensuar con el
Partido Popular, junto a otras iniciativas como la supresión del Senado
para dejarlo en una Cámara territorial de un máximo de ochenta miembros
elegidos por los gobiernos autónomos. También pretende el PSOE hacer
obligatoria la introducción de elecciones primarias en todos los
partidos, si bien esta iniciativa ha sido recibida con reticencias en el
PP, que ha respondido pidiendo que los socialistas "se ocupen de cómo
hacen las cosas en su propio partido y dejen en paz a los demás".
Algunos militantes también han hecho llegar a la dirección del partido
la propuesta de limitar los mandatos del presidente del Gobierno y de
muchos alcaldes a dos legislaturas, es decir, a un máximo de ocho años,
pero este es uno de los temas sometidos aún a debate interno: las
reformas, ya se sabe, con sifón, para que no se atraganten en el ánimo
excesivamente timorato de la clase política.
En
todo caso, parece claro, al menos en principio, que el debate
parlamentario, que se realiza a petición del propio Rajoy, concluirá en
la tarde-noche de este miércoles sin acuerdos, o al menos sin grandes
acuerdos. Es cierto que a Rubalcaba le han llovido críticas por sus
'ocurrencias' en materia económica, sin duda algo apresuradas en algunos
puntos. Pero no menos verdad es que desde el PP le han dicho que, si
quiere pactar, que pacte lo que el Gobierno propone, y eso indica una
escasa voluntad de acercamiento, por decir lo menos. En ese marco
pesimista, solamente cabe ya, parece, un debate sobre medidas políticas
que contribuya a desbloquear un pacto económico acaso en un futuro no
lejano. Lo cierto es que ya no queda mucho espacio para esas grandes
maniobras políticas que tantos consideran, consideramos,
imprescindibles, pero que nunca llegan.
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