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Aznar y el Contrato Social

Aznar y el Contrato Social

miércoles 22 de mayo de 2013, 16:43h
El Contrato Social, ese protoacuerdo que da carta de naturaleza a las sociedades, tiene sentido cuando atendemos a su fin último, la prosperidad social.

Las viejas fórmulas no sirven hoy. Fueron útiles cuando hubo de conquistarse el voto femenino, deshacerse del censitario, conseguir que los niños no trabajaran o, incluso, conseguir que educación y sanidad fueran regalos de una sociedad a sí misma.

La razón del protoacuerdo es el poder que, sumados, tenemos los individuos. Un solo hombre difícilmente alcanzará alturas de cuatro metros. Un grupo coordinado, castellers, se alzará con facilidad hasta los doce metros.

El grupo social debería elegir a los más capacitados para gestionar eficientemente los haberes comunes con el objetivo de hacer la sociedad cada día mejor. La vieja parábola de los talentos es de aplicación y hoy nos gobierna el sirviente, flojo y anodino que enterró el suyo.

La mayoría estamos de acuerdo en que la sanidad universal, de calidad y gratuita es un logro social de primera magnitud: ¿cuál si no la salud habría de ser la primera y más importante preocupación del cuerpo social? Que todos contribuyamos de acuerdo a nuestras capacidades y que todos recibamos de acuerdo a nuestras necesidades, más allá de una paráfrasis ideológica, es un objetivo noble y un planteamiento que respeta el Velo de Ignorancia obligatorio para cualquier legislador.

Es similar al hablar de educación pública y gratuita o de jubilación: preparar a los miembros de la sociedad -y eso incluye los recursos para Investigación y Desarrollo- para que contribuyan y engrandezcan lo común, resulta atinado. Establecer un sistema que proteja el descanso merecido de nuestros últimos años es, además de lógico, lo mínimo que podemos hacer por nosotros mismos.

Hoy padecemos un gobernante seguidista y sin iniciativa. El martes en televisión, quien le nombrara heredero, se despachó a gusto contra él y su gobierno. Dijo basta, se acabó la harina y llegó la mohína. Aznar, con esa gracia y simpatía que le caracterizan, fue deslealtito con este gobierno, pero alguien lo tenía que decir porque ellos han engañado al electorado.

¿Por qué tanto miedo en un gobierno pusilánime liderado por un cero a la izquierda en Europa? Cuando se gana por mayoría absoluta hay que gobernar con el programa que obtuvo los votos. Lo dijo Aznar, lo escribió Guerra, lo explicó Fraga y lo fundamentaron Hauriou, Duverger, Montesquieu y Kant. Esto de ahora es malversar la soberanía y estafar a la gente; es como si pagáramos por un ordenador, nos dieran la caja y, tras descubrir que está llena de cascotes el vendedor nos dijera que lo intentó pero no fue posible y, como ha cumplido con su conciencia, no nos devuelve el dinero.

Hay que bajar radicalmente los impuestos a la clase media antes de que desaparezca y subirlos sin piedad a los privilegiados y más ricos (ese 3% capaz de generar el 90% de nuestro fraude fiscal).

Necesitamos incrementar el poder adquisitivo del consumidor y solo hay dos maneras, incrementar el líquido en los bolsillos o reducir el precio de bienes y servicios. Baje Ud. el IRPF y subirá el dinerito en el bolsillo. Baje Ud. el IVA de los coches y de las viviendas y la rueda se pondrá en marcha. El gasoil para transportistas industriales no puede estar a 1,4 € litro y esperar que los camioneros lo sufraguen por adelantado: nuestros productos necesitan ser competitivos y no lo serán sobrecargados de impuestos, costes evitables y recomercializados por infinidad de intermediarios: qué sea más barato colocar una naranja israelí en Berlín que una española solo habla mucho y mal de este gobierno.

Hay que convertir el turismo, nuestro recurso natural más preciado, en oro y no lo conseguiremos vendiendo vino rancio con casera a precio de Vega Sicilia.

Rajoy es parte del problema, no de la solución, y lo mismo se puede predicar del presidente Aznar quien, ufano, se postuló como nuevo Santiago y cierra España. La diferencia es que mientras el primero está embarrado encontrando la solución a 2+2, el segundo ha entendido que la destrucción de la clase media es metástasis en una sociedad mal preparada y peor gobernada.

ESQUIRLA: Que Aznar volviera a la política aún cuando propiciara el regreso de González, sería el mayor fracaso de nuestra sociedad: el pasado simplemente pasó.

@manuelpascua
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