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Julio, ese mes maldito

Julio, ese mes maldito

domingo 30 de junio de 2013, 10:08h
Nos metemos ya en el mes de julio. Nada de particular, si no fuera porque, contra lo que podría pensarse al ser un mes vacacional para muchos, siempre ocurren, si usted lo mira desde el prisma político, muchas cosas en julio. Demasiadas, acaso. Julio era el mes que Franco elegía para dar sus pasos más importantes, lejos de la mirada aprensiva de los españoles. Después, este mes se convirtió en acelerador de crisis gubernamentales: el motorista con el cese siempre llamaba a la puerta del ministro cesado en fechas como estas. Y, así, para resumir, yo diría que los mandatarios siempre han aprovechado este mes para sorprender a la ciudadanía con medidas y ocurrencias de esas que no les conviene debatir en el Parlamento ni, demasiado, en los periódicos. ¿Tendremos también sorpresa en estos días, que se aprecian a priori difíciles, hasta agosto?
 
Yo diría que hemos llegado hasta aquí cabalgando, quienes han debido hacerlo, a lomos de tigres peligrosos. En el Partido Popular se adivinan muchas gargantas tragando nerviosamente saliva: ¿qué hará el malvado Bárcenas con la cólera infinita que a un temperamento como el suyo debe producirle la estancia en la prisión de Soto del Real? Los periodistas nos afanamos especulando acerca de qué guardará el ex tesorero en la manga, qué nombres de receptores de sobresueldos se reserva, qué transacciones partidarias quedan aún pendientes de relevar, mientras los responsables del PP, manteniendo el silencio externo, se esfuerzan privadamente en asegurar que a Bárcenas ya no le queda munición, que todo está en los famosos 'papeles' ya archipublicados. Y se preguntan quién o quiénes serán los componentes de ese 'entorno de Bárcenas' que siguen filtrando fotografías la verdad es que ya no muy comprometedoras para los máximos dirigentes y ex dirigentes del partido. Por cierto, no olvide usted, amable lector/a, que el próximo domingo asistiremos a un nuevo 'abrazo de Navacerrada' en la clausura del campus FAES entre Mariano Rajoy, que deberá decir algo, y José María Aznar, que ídem. Aguardemos, pues.
 
Claro que en el terreno socialista las cosas no andan mucho más tranquilas. En julio alguien tendrá que decir algo definitivo sobre para cuándo las primarias que sirvan para sustituir a un Alfredo Pérez Rubalcaba que todos saben ya que no intentará volver a presentarse, que está cansado de hacer un papel  que él -y muchos-considera necesario, que no encuentra un eco interno demasiado favorable a su acercamiento táctico a La Moncloa. LO previsible es que en el PSOE se aceleren las cosas tras el meditado anuncio de Griñán, presidente del partido y de la poderosa Junta andaluza, de que no volverá a presentarse, que se marcha...dejando, eso sí, a una sucesora presunta, que yo, por cierto, creo que nunca llegará a serlo de manera efectiva. Al tiempo.
 
Con este panorama, ¿qué quiere usted que le diga? Pues que todo apunta a que, con cifras de paro algo más alentadoras, dentro de lo provisional y fugaz del empleo que se logra; con casi plena ocupación prevista para las vacaciones agosteñas en nuestras costas; con la 'cosecha del siglo' llamando a las puertas, pero con el pesimismo sociológico que parece haberse instalado, por tantas razones fundamentadas, en el ánimo de los españoles, tendrán que ocurrir muchas cosas. En el plano nacional y no digamos ya en el internacional. Va a ser, pronostico, un mes tolerable en lo que se refiere a datos económicos e intenso en lo tocante a pasos políticos, esos pasos que a Rajoy le gusta tan poco dar -pero tendrá que darlos, más tarde o más temprano-- y que en el campo de la oposición se adivinan siempre algo vacilantes -pero habrán de clarificarlos, más temprano que tarde--.
 
Y, claro está, hay que tener en cuenta la 'cuestión catalana': se acerca la nueva Diada de septiembre y  cada vez le queda menos tiempo a Rajoy para, seguramente a base de talonario y de alguna concesión, hacer entrar en razón a un Artur Mas empeñado en tirarse al abismo. Yo, en resumen, pienso que el hombre menos envidiable del mundo, es decir, Mariano Rajoy, va a seguir siéndolo de aquí a que pueda largarse a pasar unos días de asueto, seguramente de nuevo en su amada Galicia natal. Pero, para eso, falta una eternidad: nada menos que todo el mes de julio, maldito julio.


>> El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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