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Diada

Diada

miércoles 11 de septiembre de 2013, 07:47h
Todo nacionalismo se alimenta de mitos para poder sustentarse en el ideario de la gente. Así, el mito se convierte en una suerte de fe, indiscutible desde la razón y alimento partidario para aquellos que desean que la verdad imaginada sea compatible con la realidad interesada.

Cataluña es mucho más que una nación: es una región de España. No necesita que parte de sus dirigentes manipulen su historia y quieran convertirla en un juguete para sus propias aspiraciones.

Los catalanes son ciudadanos españoles cuyos derechos y deberes son iguales que los de cualquier otra parte de nuestra nación. Por eso, aquel 11 de septiembre de 1714 los ciudadanos de Barcelona, con Rafael Casanova a la cabeza, sostuvieron catorce meses de asedio frente al Duque de Berwick defendiendo a la corona española -repito, a la corona española-, que a su entender debía reposar sobre la cabeza del Archiduque Carlos.

Se eligió precisamente el 11 de septiembre para conmemorar el valor de los catalanes defendiendo las instituciones españolas, tal como relató el propio Casanova, y así lo hacen año tras año.

Sin embargo, elevar ese día, la Diada, como emblema de una nación excluyente, es una exageración histórica que puede admitirse desde la complacencia romántica que inspira el mito.

La única nación que existe en España es... España. Lo demás son mitos sin mucho sentido forzados en la historia aprovechando un paréntesis en nuestra unidad. Un paréntesis en los que se erigieron reinos españoles en la Reconquista. Reinos que, por cierto, eran liderados por monarcas que sellaban su nombre como "Rex Hispaniae", incluida la Corona de Aragón.

El emotivo y emocionante canto de Els Segadors nos vincula a los catalanes en una identidad propia que debe guardar una autonomía propia de una región de España. Presuponer, sin embargo, que la revuelta de mil segadores frente a las tropas de Felipe IV,  el siete de junio de 1640, día del Corpus, es el germen de la nación catalana es, desde el punto de vista historiográfico, un exceso.

El nacionalismo catalán es un movimiento que nace en el romanticismo de finales del XIX y que, desde mi punto de vista, está tocando a su fin. Por este motivo la actual letra de Els Segadors proviene de un texto de Emili Guanyavents de 1899.

Los catalanes poseen una singularidad histórica, como los gallegos, los vascos o cualquier otra región de España, que las autonomías han logrado mantener pero que los excesos pueden llevar a exagerar.

Los decretos de Nueva Planta de 1716 que unifican la corona española como si fuera castellana, destruyendo una buena parte de las instituciones aragonesas, puede que fueran también una exageración cuya reacción pendular afloró doscientos cincuenta años después.

El nacionalismo catalán ya no tiene sentido dado que la autonomía de Cataluña respeta sobradamente una singularidad evidente. El resto son mitos que sirven para que partidos y políticos nacionalistas, disimulen sus errores y recortes, sigan alimentándose de votos e intereses que nada tienen que ver, ni con la historia, ni con la razón, ni siquiera con la política.  

@AntonioMiguelC
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