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El ecuador de una penosa legislatura

El ecuador de una penosa legislatura

miércoles 26 de marzo de 2014, 18:46h
Se van a cumplir dos años de las últimas elecciones autonómicas, dos años de aquel domingo de primavera en el que Pepe Griñán resurgió de sus cenizas logrando recortarle al PP de Javier Arenas los suficientes votos como para poder seguir gobernando con las muletas añadidas de Izquierda Unida pese a haber perdido, por primera vez en la historia, unas elecciones en Andalucía. El balance que se puede hacer en este ecuador de la legislatura no puede ser más penoso y deprimente: dos presidentes en dos años, José Antonio Griñán y Susana Díaz; dos Gobiernos de políticos mediocres que, excepto consejeros puntuales como Luis Planas, han pasado con más pena que gloria por los sillones del Palacio de San Telmo; una inactividad legislativa basada sólo en el enfrentamiento con el Gobierno central, y un panorama económico desolador para una comunidad, la andaluza, que sigue ostentado los peores records en el número de parados, en la corrupción política y en el déficit educativo. Si a ello le unimos el escandaloso caso de los EREs fraudulentos de la Junta con la preimputación de los dos ex presidentes, Chaves y Griñán, cinco ex consejeros, la imputación con fianza millonaria incluida de la ex ministra Magdalena Álvarez, y cerca de ciento cincuenta encausados por la juez Mercedes Alaya, el panorama, por más que traten de vender la imagen superguay del Paraguay de la gran Susana Díaz como futura lideresa del PSOE nacional, es absolutamente desastroso para los intereses de los casi ocho millones y medio de ciudadanos que vivimos al sur de Despeñaperos.

Pero si daguerrotipo del Ejecutivo es cutre, no lo es menos el del principal partido de la oposición. La "amarga victoria" de Arenas en el 2012 y su posterior huída provocó un terremoto de tal calibre en el seno del PP andaluz que todavía, dos años después, siguen pagando sus cosecuencias. El cierre en falso del Congreso de Granada, en el verano de 2012 y la llegada a la presidencia del partido del alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido y su equipo no hizo sino ahondar las fracturas internas que habían provocado las elecciones y levantar una serie de banderas en las provincias de mayor arraigo popular para que sus dirigentes se hicieran con el poder que seguía estando en manos de Sevilla, la zona donde muy posiblemente los populares perdieron cualquier posibilidad de alcanzar la mayoría absoluta. Por otra parte, la falta de toma de decisiones de Mariano Rajoy y el pulso entre los máximos dirigentes del PP (Cospedal, Arenas, Sáenz de Santamaría, Floriano, Arias Cañete, Báñez, Mato) dilataron sine die una decisión que debería de haberse tomado un año antes para acabar con las especulaciones y las luchas internas. Descartados los principales aspirantes, (José Luis Sanz. Miguel Arias, Fátima Báñez, Carmen Crespo o José Antonio Nieto) Rajoy optó por Juan Manuel Moreno, una figura joven y emergente y con un pasado políticamente intachable que pudiera hacerle frente a su rival en las urnas, Susana Díaz, con quien le une su pasado político mamado en las juventudes de sus respectivos partidos. El gran problema es que se ha dejado pasar demasiado tiempo con las indecisiones del presidente y ahorran entran las prisas, unas prisas que nunca son buenas consejeras.

Porque si de algo no hay quien dude es de que Susana Díaz no va a agotar la presente legislatura que ahora pasa su ecuador y que tendría su fin en la primavera de 2016. La presidenta de la Junta está sopesando cuál es el mejor momento para convocar las elecciones y tratar de lograr de nuevo aquellas mayorías absolutas que obtuvieron muchos de sus predecesores, quitándose así de camino a ese peso muerto que le suponen los actuales socios de Gobierno. Que Susana es lista no lo dudan ni sus peores enemigos, y que conoce al dedillo la mecánica electoral, menos aún. Susana necesita, ya, el respaldo de votos que nunca ha tenido. Por ello son (somos) muchos los que apuestan al próximo otoño como la fecha en la que los andaluces acudiremos a las urna. Las Europeas del 25 de mayo serán un test casi definitivo. Las encuestas cada vez le son más favorables y, si no lograra esa mayoría absoluta que tanto ansía, al menos podría recortarle el poder a una IULV-CA que se le está subiendo a las barbas, matando así dos pájaros de un tiro. Mientras tanto a Juanma Moreno solo le resta seguir trabajando y haciéndose kilómetros por toda Andalucía, para potenciar una imagen que, de momento, es casi desconocida para los electores. Dicen que su proyecto es a medio plazo. Esperemos que mantenga el respaldo de los que deciden cuando llegue la época de las vacas flacas.
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