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¿Repetir aquel 25 de abril? Menudo error...

¿Repetir aquel 25 de abril? Menudo error...

miércoles 23 de abril de 2014, 18:31h
Jornada llena de recuerdos. Pero de la que cabe extraer consecuencias políticas, y no pocas. Este 25 de abril viajaré, perdón por la alusión personal, a Lisboa. Seguro que, para mí, será un viaje especialmente emocionante. El 25 de abril de 1974, hace exactamente cuarenta años, un jovencísimo periodista de veintidós años, quien suscribe, se preparaba para desplazarse de urgencia a Portugal: algo había ocurrido en el país vecino, en la salazarista Lusitania. Algo que en la franquista España alarmaba no poco: las Fuerzas Armadas se habían levantado allí, a pocos kilómetros de la frontera, contra el poder civil y habían decidido dar un golpe para instaurar la democracia.

En el Madrid de Carlos Arias, el último presidente del Gobierno de Franco y el primero del Rey, gustaban muy poco las fotografías de los ciudadanos colocando claveles en las bocachas de los fusiles de los soldados, que se abrazaban a la gente, mientras la policía caetanista, la Pide, ingresaba en las prisiones que antes ocupaban los presos políticos, y en las manifestaciones clandestinas en Madrid se gritaba "social, recuerda Portugal".

 Este 25 de abril volveré a ver a quienes fueron mis fuentes en aquella época, Vitor Alves, Otelo Saraiva, Almeida Contreras...Algunos ya han muerto, comenzando, claro, por aquel peculiar general Spínola, que pese a haber propiciado un golpe y luego un contragolpe, murió en paz tras haber sido ascendido a almirante. Participaré, en homenaje al pasado, en una manifestación desde la plaza de marques de Pombal hasta el Rossio, donde entonces aparcaron los tanques que iban a traer la libertad, rara avis.

 Desde entonces, la fecha emblemática del 25 de abril ha ido empequeñeciéndose: a ningún gobernante, incluyendo este presidente Cavaco e Silva, que ya estuvo allí en aquellos tiempos, le gusta provocar a los fantasmas de los militares levantados en armas. Y Portugal, con todos los altibajos que usted quiera, se acostumbró a vivir en democracia, como nos hemos acostumbrado los españoles, que recobramos la libertad un par de años más tarde que nuestros vecinos. Pero ahora el 'espíritu del 25 de abril' renace, incubado por la crisis que hace que miles de portugueses se encuentren al borde de la exclusión social y con las necesidades más básicas cubiertas a duras penas. Hay gentes que quisieran un nuevo viraje al margen de las urnas, un golpe de timón que les saque de la penuria, y seguro que se manifestarán por el centro lisboeta en esta jornada.

 Y eso, precisamente en esta jornada conmemorativa, es lo que verdaderamente me preocupa: Portugal es hoy un país democrático, miembro de pleno derecho de la Unión Europea, perfectamente asentado en las estructuras occidentales. Rememorar aquel levantamiento de las Fuerzas Armadas contra una dictadura especialmente cruel y absurda, que enviaba a los ciudadanos a morir en unas colonias en las que nada se les había perdido, carece de sentido. Aquella salida del MFA tuvo, entonces, sus razones, más allá de las imágenes románticas. Hoy, entiendo que debe quedar en un episodio para la Historia, sin riesgo de repetición. Y lo dice quien, con entusiasmo, va a desfilar este 25 de abril por las ruas de mi querida Lisboa, como entonces. Pero ahora, en democracia, el peor sistema conocido, excluidos todos los demás, como nos dijo Churchill.

El blog de Fernando Jáuregui: 'Cenáculos y mentideros'>>
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