Así lo ha declarado el escritor toledano, antes de presentar en la Biblioteca de Castilla-La Mancha su ensayo "El Greco y Rilke. Un cielo en creación", donde recuerda que el poeta checo, "hace cien años y siguiendo los pasos del Greco" pasó por Toledo, ciudad que para él fue como "una revelación".
De hecho, ha continuado Peñalver, "toda la poética de los ángeles y de la que fue su obra más importante, 'Elegías de Duino' arrancan de su experiencia de Toledo y de su experiencia del Greco".
Según el ensayista toledano, Rilke quedó impactado con la obra la Inmaculada Oballe, del Greco, que tuvo una influencia muy directa en su poética de los ángeles.
Y ha agregado que las cuatro semanas, en las que Rilke vivió en Toledo "como un poseso" de la obra del Greco, fueron suficientes para incorporar en sus poemas "una mirada poética muy potente e iluminadora" del pintor cretense a través de la ciudad de Toledo.
Peñalver ha destacado que al Greco y Rilke les une también "el vínculo del mundo visible e invisible", de modo que, si para el poeta checo "la poesía es un puente entre el hombre y el mundo", para el Greco la pintura también lo es, como queda demostrado en la "Inmaculada Oballe", donde "más que dos planos, está pintando un vínculo entre los dos mundos".
Ha recordado también que Rilke sintió la necesidad de viajar a Toledo, con veintitantos años, tras conocer la obra del Greco en Münich y París y que esta ciudad fue decisiva en su obra, al igual que Ronda (Málaga).
La presentación de "El Greco y Rilke. Un cielo en creación" ha corrido a cargo de la escritora y poeta toledana María Antonia Ricas, autora de "Los cielos de Toledo", y ha contado también con la intervención del escritor y activista cultural Joan Gonper, en calidad de editor del ensayo de Peñalver.
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