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Victoria histórica de ERC; los republicanos superan a CiU; el PSC se desploma

Victoria histórica de ERC; los republicanos superan a CiU; el PSC se desploma

domingo 25 de mayo de 2014, 23:38h
Cuando a media tarde de ayer se desveló que la participación en Cataluña había subido nueve puntos, ya se hizo visible una posible victoria del independentismo en estos comicios europeos, que los partidos secesionistas han planteado como un precuela del referéndum que planean celebrar el próximo 9 de noviembre.

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El electorado independentista está muy movilizado y ayer lo demostró. Sólo quedaba una duda: ¿conseguiría ERC derrotar a CiU? A las 11 de la noche se supo que sí. Los republicanos han obtenido una victoria histórica al ganar las elecciones en Cataluña con el 23,6% de los votos emitidos en esta comunidad, lo que se traducirá en dos representantes en la Eurocámara: Josep Maria Terricabras y el antiguo conseller socialista Ernest Maragall.

Aunque la participación creció, no llegó ni siquiera a la mitad del censo. Sólo votaron el 47,4% de los catalanes. Suficiente para que los partidos que defienden el derecho a decidir, es decir, la celebración del referéndum, puedan exhibir su fuerza. El 55,1% de los votantes se inclinó por ellos, o lo que es lo mismo, por la consulta. CiU, quedó en segunda posición con el 21,3% de los sufragios e ICV fue la cuarta fuerza política, con el 10,2% de los votos.

Los llamados partidos unionistas fueron la otra cara de la moneda. Juntos arrancaron el 31,4% de los votos. El PSC, que se desplomó, logró la tercera plaza con el 14,2% y el PP pasó de ser la tercera fuerza al quinto lugar con el 9,8% de los sufragios. Ciutadans obtuvo el 6,2% de los votos en Cataluña y UPyD, el 1,2%, superada por el partido revelación de la jornada, Podemos, que se llevó el 4,6%.

Las cosas han cambiado mucho en Cataluña en los últimos cinco años. en las europeas de 2009, PSC y PP sumaron el 54% de los votos. Mientras que CiU y ERC solo lograron reunir el 31% de los comicios. El independentismo le ha dado la vuelta al marcador en muy poco tiempo gracias, entre otras cosas, al líder de CiU y presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien hace dos años decidió abrazar el secesionismo sin ambages.

Lo hizo convencido de que se partido crecería, pero no ha sido así. La principal beneficiaria de esta estrategia ha sido ERC. Mas, que se lo veía venir, intentó que CiU fuese a las europeas en coalición con ERC, pero los republicanos de Oriol Junqueras rechazaron la propuesta. Decidieron volar por primera vez en solitario en unos comicios de europeos y lograron la victoria.

Un victoria que tendrá sus consecuencias en la política catalana. CiU gobierna en minoría en Cataluña con el apoyo externo de ERC. Ahora, los republicanos podrán apretar las tuercas mucho más. Evitarán que el president renuncie a celebrar el referéndum y, si lo ven necesario, forzarán un adelanto de las autonómicas convirtiéndolas en unas elecciones plebiscitarias. Dicho lisa y llanamente: Mas, que quería agotar la legislatura y recuperar apoyos si mejoraba la economía, está ahora más que nunca en manos de Junqueras.

A CiU le han pasado factura la crisis económica, al fin y al cabo, es el partido de gobierno en una comunidad con 700.000 parados, y una cierta indefinición en el terreno identitario, ya que CDC, ahora independentista hasta la médula, está federada con Unió, el partido de Josep Antonio Duran Lleida, que aboga por celebrar el referéndum, pero no es partidario de que Cataluña se separe de España.

En realidad, son las mismas causas que han llevado al PSC a vivir la peor hecatombe de su historia. Los socialistas han ganado las europeas en Cataluña siempre, menos en 1994, cuando CiU se alzó con la victoria. Pero el PSC pierde fuelle cada día por su falta de claridad con el asunto del referéndum, sus tensiones internas por esta cuestión y sus continuos cambios de estrategia. La gestión que hicieron de la crisis los gobiernos de José Luis Rodriguez Zapatero y de José Montilla tampoco han ayudado.

Dicen que en las generales de 2001, Ana Botella le dijo a José María Aznar "hemos perdido las elecciones", cuando vio el aumento de participación que se registraba en Cataluña. Y es que el socialismo catalán, como el andaluz, siempre ha sido clave para el PSOE, cuya derrota de anoche tiene mucho que ver con el descalabro del partido de Pere Navarro.

Al PSC se le han ido los votos del ala catalanista a ERC, que hizo la jugada de fichar a Ernest Maragall como número dos de su lista. Los sufragios del sector llamado españolista se han desplazado hacia Ciutadans. el partido de Albert Rivera tendrá dos representantes en el parlamento europeo, Javier Nart y Juan Carlos Girauta, pese a sólo haber conseguido el 6,2% de los votos en Cataluña. Rivera supo aprovechar que estas son unas elecciones de circunscripción única para hacer campaña en toda España. No le puede haber ido mejor, ya que tendrá los mismo escaños que ERC, el vencedor en Cataluña.

También el PP ha caído en picado. Los populares lograron en 2009 el 18% de los votos. Ayer se quedaron con sólo el 9,8%. La crisis, la corrupción y el aumento de la competencia con formaciones como Ciutadans les han pasado factura. El PP pasó de ser a tercera fuerza política a ocupar el quinto lugar y fue superada por la Iniciativa de Joan Herrera, que hace cinco años fue el colista del escrutinio.

Los resultados de estas europeas no pueden estrapolarse a los de un posible referéndum secesionista por la escasa participación. Pero si dejan unas cuantas cosas en claro: ni el PP ni el PSOE pueden ignorar lo que ocurre en Cataluña y tarde o temprano tendrán que actuar. El socialismo agoniza en esta comunidad y deberá diseñar una estrategia nítida en los terrenos económico e identitario si no quieren perecer por completo. Habrá que esperar a ver cómo reacciona Pere Navarro a lo largo de los próximos días y no se puede descartar que los críticos fuercen un congreso extraordinario en busca de un nuevo líder. Al PP no le basta con el discurso anti independentista, aunque si los brotes verdes se convierten en árboles crecidos, podría remontar. Y CiU queda en una situación más que delicada: entre la espada de ERC y la pared de Mariano Rajoy.


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