El PSOE es un reguero de pólvora ardiendo cada vez más cerca del barril que lo haga estallar por los cuatro costados. Las bases del partido no tragan con el plan de Rubalcaba para que el secretario general sea elegido por voto directo de los más de 200.000 militantes socialistas. Esta misma tarde en Madrid, se han celebrado -algunas aún siguen- numerosas reuniones de militantes, unas impulsadas por Izquierda Socialista y otras directamente autoconvocadas al margen de las agrupaciones y con presencia excusivamente de afiliados, en las que se está gestando una rebelión contra lo que consideran una trampa: los avales necesarios para ser candidato y el temor a que sean los delegados, los únicos que estarán en el Congreso, los que tengan la llave para decidir quién se presenta y quién no.
La propuesta de
Alfredo Pérez Rubalcaba es que para ser candidato hay que conseguir el aval de un 20% de los delegados que asistirán al congreso, unos 200. La novedad es fijar un máximo del 30% para, explican, abrir el paso a otras opciones.
Se supone que también bastará con reunir las firmas de al menos un 5% del censo, con un tope del 10%, pero todo está pendiente de la reunión de este lunes y de los cambios que decidan introducir los barones territoriales. El problema es que a estas alturas nadie se fía de lo que salga de Ferraz y ante todo se reclama una propuesta clara.
Tras la bronca en el PSOE de León por la mañana, una maniobra no demasiado limpia de
Óscar López que ha encendido los ánimos de muchos militantes, han sido numerosas las voces que piden directamente la dimisión de Rubalcaba y la formación de una gestora, como reclama Izquierda Socialista, hasta el congreso de julio, según han informado a Diariocritico algunos de los asistentes a dichas reuniones. Aseguran que en casi todas ha ocurrido lo mismo, sobre todo gracias al tráfico de mensajes telefónicos de unas a otras.
La mayoría de los intervinientes, según las mismas fuentes, han planteado que si la actual dirección del PSOE no abre claramente la puerta a otros candidatos distintos de
Susana Díaz, sin condiciones imposibles para reunir los avales, el malestar en las bases socialistas puede ir a más, si es que eso es posible.
No faltó quien propuso la devolución masiva y pública de carnés del partido, en un debate muy acalorado que un veterano militante definió muy bien: "Esto no estaba tan entretenido desde los tiempos de
Alfonso Guerra".
En cualquier caso, la gran perdedora puede ser Susana Díaz si finalmente decide ser candidato. O, como mínimo, tenerlo bastante complicado para ganar en una votación abierta y sin condicionantes. Una de las consignas que se repite en las reuniones de los socialistas madrileños es que si la presidenta andaluza es candidata única, la rebelión pasará de las palabras a los hechos. La avalancha de apoyos 'orgánicos' puede volverse en su contra.
La respuesta, también el lunes.
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