La mejora progresiva en los indicadores económicos en EEUU y el Reino Unido hace que la atención se centre en saber cuándo sus respectivos bancos centrales van a comenzar a subir los tipos de interés. La semana pasada la presidenta de la Fed señalaba que la primera subida sería en 2015. Hace unos días el gobernador del Banco de Inglaterra daba a entender que la primera subida de tipos podría producirse antes de lo esperado, lo que provocó una fuerte apreciación de la libra. Ayer el máximo responsable del BoE compareció ante el Parlamento con un mensaje más conservador, enfriando las expectativas generadas de una pronta subida de tipos de interés. El Gobernador reconoció la dificultad para interpretar la evolución de algunos indicadores como son la mejora en el ritmo de creación de puestos e trabajo, pero un descenso en los niveles salariales. A las manifestaciones del Gobernador se suman las del vicegobernador que señaló que una retirada anticipada de los estímulos puede poner en riesgo las mejoras en productividad, mientras que si se produce una retirada tardía puede alentar las tensiones y subidas de precios en el mercado inmobiliario. Esta incertidumbre pone de relieve el debate existente en el seno del Banco de Inglaterra y de la Reserva Federal con respecto a determinar no solo el cuándo, sino también el cómo, comenzar a ajustar la política monetaria ultra-expansiva, y del cuál el BCE está todavía muy lejos, sobre todo viendo la débil evolución de los últimos datos, a los que ayer se sumó el Ifo alemán.
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