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El pobre de Lepanto

El pobre de Lepanto

Por Gabriel Elorriaga F.
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elorriagafernandezhotmailcom/18/18/26
lunes 07 de julio de 2014, 10:09h
             Utilizando un georadar han localizado los puntos donde se presume que podrían estar los restos de Cervantes, en la iglesia del convento de las Trinitarias en el barrio de Las Letras de Madrid. Es una triste historia. El barrio está surtido de recuerdos cervantinos, la estatua de D. Miguel, frente al Congreso de los Diputados, la aparatosa placa en los muros de ladrillo del convento, las figuras de D. Quijote y Sancho Panza en metal y en cerámica en todas las tiendas de "souvenirs" de este barrio en las proximidades del Museo de El Prado, que nos hablan a españoles y visitantes de la universalidad del literato más representativo de España. Pero sus huesos están perdidos en una cripta sin nombre ni acceso.
             El hecho es que Cervantes murió tan pobre que no tenía "donde caerse muerto", ni herencia para ponerle una placa. No le enterraron en aquella iglesia por su gloria sino por caridad. Una hija, tan pobre como él, consiguió que las monjas acogiesen su cuerpo, según era su deseo, alegando su relación con la Orden, por haber sido rescatado de su cautiverio en Argel por los monjes Trinitarios. Muy posteriormente, un incendio calcinó la iglesia y el templo fue reconstruido sobre el antiguo solar. Bajo su suelo quedaron las tumbas que ahora tratarían de analizar, buscando en el subsuelo del antiguo templo que dicen que era nada más que "un pobre portal".

            Impresiona pensar que un hombre de su mérito muriese en un triste estado de pobreza. No es necesario comparar su humilde lugar de reposo con la genialidad que lo mantiene presente en todos los lugares de la tierra. Basta calibrar su talante vital de hombre de gran cultura, conocedor de la historia y de la mitología, dominador del verso y de la prosa, maestro en diversos géneros para que resulte dolorosa su penosa situación final. El soldado de Lepanto, manco y herido a arcabuzazos en la más victoriosa batalla naval de su época, tampoco tenía donde caerse muerto como un glorioso excombatiente. El premio "Cervantes" nunca llegó para el propio Cervantes.

            Siglos después unos académicos se acordaron de poner una placa en la fachada y unos soldados de Infantería de Marina estuvieron en algún funeral, sin poder colocar una corona en una tumba definida. La única huella era el archivo eclesiástico en el que resulta que falta la hoja de su lugar postrero, desaparecida misteriosamente, aunque se supone que los restos continúan bajo el antiguo suelo conventual ya que ningunos se han trasladado a ninguna parte. Es como si la miseria luchase contra la gloria, intentando imponer el imposible olvido contra la referencia imborrable de una personalidad y de unos personajes eternos, esculpidos, pintados, cantados y escritos en todos los soportes del arte y la comunicación y en todas las lenguas de la humanidad. El soldado mutilado de la mar, autor del "discurso de las armas y de las letras", no tuvo más camaradas que una hija a la hora del entierro. Solo se sabe que está allí porque ningún hueso ha sido nunca removido bajo el actual monasterio de las monjas Trinitarias.

            Mala marca de España. Hasta hay quien se preocupa por las molestias de la investigación o regatea fondos para la búsqueda. Sor Amada de Jesús, superiora del convento, debiera adoptar el nombre de Sor Amada de Jesús y Guardiana de Cervantes y ser consciente de que si se consiguiese identificar, por "caracterización antropológica" un solo hueso en el oscuro osario, merecería engastarse en un relicario de oro y colocarse en el más alto altar de la cultura. El valor añadido de los restos de Cervantes en el barrio madrileño de Las Letras es un tesoro de valor incalculable, tanto moral como materialmente, capaz de convertir la capilla de un convento en una catedral de la literatura.

Gabriel Elorriaga F.

Ex diputado y ex senador

Gabriel Elorriaga F. fue diputado y senador español por el Partido Popular. Fue director del gabinete de Manuel Fraga cuando éste era ministro de Información y Turismo. También participó en la fundación del partido Reforma Democrática. También ha escrito varios libros, tales como 'Así habló Don Quijote', 'Sed de Dios', 'Diktapenuria', 'La vocación política', 'Fraga y el eje de la transición' o 'Canalejas o el liberalismo social'.

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