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El particular léxico urgavonense

El particular léxico urgavonense

miércoles 06 de agosto de 2014, 16:45h
Dicen que uno no es de donde nace, sino de donde se hace. Yo digo que esa afirmación es bastante relativa. Aunque llevo casi medio siglo fuera de Arjona, primero en Madrid y posteriormente en Sevilla, uno siempre añora recuerdos de su infancia, de las pandilla de amigos, vivencias que se han quedado grabadas a sangre y fuego en la memoria y que conforman un pozo indeleble que siempre está ahí por más que decidas olvidarlo. Estoy convencido de que, dentro de unos años, cuando mi madre fallezca, volveré poco a Arjona, pero no tengo duda alguna que este pueblo, del que a veces he renegado por su apatía y su falta de ambición, seguirá marcando mi existencia durante lo que me resta de vida, con sus luces y sus sombras, con sus aciertos y errores, con sus tradiciones y su profunda sabiduría popular.

Decía un antiguo profesor mío de Lengua y Literatura en la Academia Virgen de los Dolores, don Manuel Álvarez Tendero, que en Arjona utilizábamos un léxico muy particular que nos distinguía del resto de pueblos de la comarca. El ponía como ejemplo la frase: "¿Eres de Arjona?, de Arjona ero; ¿sabes guisar?, guisar sepo" que, según afirmaba, era una particularidad del (mal) hablar urgavonense.  No llegaría yo a tanto, pero he de reconocer que en este pueblo de la campiña jiennense se han desarrollado una serie de términos lingüísticos de difícil traducción al castellano oficial. Al margen del  típico "seseo", algo bastante habitual en los pueblos cercanos al Guadalquivir, y que dicen los expertos que se debe fundamentalmente a las caries provocadas por la falta de flúor de sus aguas, y del deje con toniquete arrastrado del final de las frases, existen una serie de términos autóctonos que identifican claramente la procedencia del hablante.

Dejando a un lado los vulgarismos típicos de un entorno social inculto como podrían ser lo de "las medecinas", "el reguerío" o "la amoto", aquí todo nombre propio lleva siempre por delante el artículo "el" o "la" dependiendo si se trata de alguien del género masculino o femenino. Así nadie es Pepe, Paco o Bonoso a secas, o María, Isabel o Paz, sino el Pepe, el Paco o el Bonoso, la María, la Isabelita o la Paz,  y casi siempre seguido de un término complementario identificativo del personaje en cuestión como, por ejemplo, "el Benito de la tía (chacha) Luisa", que soy yo para muchos de mis primos. A ello se le puede añadir una matización que cambia el artículo por el posesivo si la persona es alguien muy cercano al hablante. Así, "la Paz" se convierte en "mi Paz" para distinguir una hermana de otro familiar menos cercano y si se quiere más concreción, se le añade el apodo, ya sea "El gatico", "los malagueños", "mataniños" o "tranquilas", por poner algunos ejemplos de motes sumamente conocidos, para situar al protagonista dentro de una familia arjonera.

Hay palabras comunes con otros pueblos como pueden ser localismos como "saquito" (jersey), "niki" (polo), "jeringas" (churros), "escurriseras" (tobogán) "jícara" (tableta), "asitunas" (aceitunas) o "blanquear" (encalar la pared) y muchas más que fueron recogidas anónimamente en el Programa de Fiestasantos del año 2013,  pero lo que más le llama la atención al foráneo son algunas expresiones y frases habituales que reúnen todo un compendio del particular léxico urgavonense. Así, en Arjona no se lavan los platos como en el resto de España, sino que "se friega el vedriao" y el mantel no se pone sobre la mesa sino "en lo alto" de la  mesa, y hay una frase que a mí me encanta y que resume este particular léxico. Dice así: "Nene, no me arrechuches que me trepas y me voy a pegar un sepaso por el balate", que traducido al castellano común significaría algo así como "niño, no me empujes que me tiras y me voy a caer por la cuesta". Como para traducírselo a un inglés que chapurree nuestro idioma.

Y hasta aquí este somero repaso a una particular forma de hablar que podría ser el tema de una tesis doctoral y que, poco a poco se va perdiendo con la llegada masiva de anglicismos y extranjerismos a través de internet y las redes sociales. Qué lejos aquellos tiempos en los que comenzamos a descubrirlas primeras nociones de inglés gracias a las canciones de Los Beatles, Los Creedence. Los Doors o Santana que sonaban en la máquina de discos de Tani. 

En un próximo capítulo les contaré algo de los personajes ilustres de este pueblo, que son muchos, desde los iberos al reconocido escritor y novelista local, Juan Eslava Galán, y de los diversos monumentos que pueden contemplar si les da un día por visitarnos. Les aseguro que no se verán defraudados.
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