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Entre pillos anda el juego

Entre pillos anda el juego

lunes 27 de octubre de 2014, 08:12h

Si repasamos la historia de España, sobretodo la que se refiere a la literatura picaresca; a los burlones y soldados, a lazarillos y villanos, nos veremos reflejados en la cruda realidad del esperpento mediático y político, al que acceden personajes de toda calaña, edad y condición en el momento actual. No hace falta recurrir al argumento de la película de John Landis, con que doy título a este artículo, para introducirnos en un mundo de pillos y ladrones, de burlones y villanos, con la única diferencia de que en este siglo, no se trata de la invención de Tirso de Molina, Quevedo o Lope de Vega, por eso tienen escaso mérito literario los renglones de tinta con que se difunden las hazañas de los "personajes" que en pleno siglo XXI evocan a todos aquellos que hicieron ilustre la literatura española.

La picaresca ha formado parte desde siempre del carácter latino, acentuado, más si cabe, en españoles e italianos, tanto sea en la comedia como en la vida misma. Si antaño se refería en esquinas y plazuelas, por mendigos y pregoneros, hoy son los medios de comunicación los encargados de pregonar a los cuatro vientos las miserias de los pillos y ladrones de este siglo, que a diferencia de los personajes literarios, no son de bajo rango social o abolengo, aunque sus tropelías, les hagan ser los más indignos y odiados sujetos de nuestra generación.

Nada parece haber cambiado en siglos, la estructura de una falsa autobiografía, el desconocimiento de la Ley, o el robo por descuido de los caudales públicos, junto a la inmoralidad de sus hacedores y de quienes los protegen, hace que los ciudadanos nos sintamos indefensos ante quienes dictan, amparan e incumplen las normas más elementales de una sociedad. Algunos deberían haber leído más a nuestros clásicos, y de esa manera conocer, que aunque el pícaro intenta mejorar su condición social, mediante engaños, siempre fracasa y termina en la cárcel o desengañado.

Cada caso de corrupción y picaresca que conocemos en nuestros días, no se diferencia en nada de lo que ocurría, principalmente, en el siglo de Oro, o en cualquier otra época de la historia. Cada novela picaresca esta narrada de tal manera que retrata a un personaje de hoy, con el mismo argumento y perspectiva de entonces. La intención satírica y la estructura itinerante de la sociedad y el gobierno, es criticada de igual modo que lo era en el pasado, con la única variante de que antes había un castigo, a veces proporcional al hecho cometido, y hoy, la impunidad con que se escapan los personajes, hace que el término literario no se adapte a ningún género concreto.

Tampoco los personajes recibirán la gloria eterna, como aquel Lazarillo de Tormes o la Celestina. Los Pujol, Rato, Blesa, e incluso el simpático Nicolás, no inspirarán a la musa de ningún escritor de este siglo. La vorágine con que se mueven nuestros días y sus noticias, apagarán muy pronto las miserias de estos personajes, y la justicia, que es ciega, sorda y muda, como los tres monos sabios de la cultura japonesa, pondrá su granito de arena para que así sea, mientras sigue elaborando y dictaminando Leyes que aplastan al hombre corriente, y dejan libre al delincuente. A fin de cuentas, entre pillos anda el juego.

Ismael Álvarez de Toledo

Escritor y periodista

http://www.ismaelalvarezdetoledo.com

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